Café Sívori Resto Bar

Una vergüenza, 15 minutos esperando una mesa, y no respetan la lista de espera, se la dieron al primer conocido que llegó. si no sos cliente habitual, no pierdas tiempo !!! Te van a atender pésimo, y no te van a respetar !!! Una VERGÜENZA !!

Despues de recorrer y disfrutar del Museo, no te pierdas la oportunidad de almorzar, merendar o simplemente tomar algo en el Café del Museo, en los jardines del fondo de esta hermosa casona.
Precios razonables y una tranquilidad absoluta,
Tortas sandwiches, jugos, licuados y muy buenos cafes calientes y helados
Cuando vayan al Museo (porque tienen que ir) guardense unos minutos para tomar algo en el café

Lo más lindo es el ambiente. Ubicado en el jardín del museo Sívori, se puede aprovechar un café con porción de torta al aire libre, y refugiarse un poco del frenesí rollero de los bosques de Palermo. Ideal para pasar la tarde con un libro. Fui varias veces, pero destaco una reserva para un almuerzo familiar, con una atención muy amable, eficaz (eramos varios). Comimos primero y después tomamos café con torta. Tienen unas tortas tremendas. Muy hermoso

Me dijeron que tenía que ir sí o sí, que me iba a encantar y bla bla bla: no se confundieron.
El lugar es divino, di vi no. Me encantó posta.
Es genial como armaron el bar/​restaurant y el jardín con mesas y esculturas por ahí, el tren pasando, todo me pareció genial!
Y las tortasssss, son una delicia. Pedimos una de chocolate y un brownie y ambos estaban perfectos.
A parte atienden re bien, muy copadas las chicas que están ahí.
Lo más!

El lugar es una isla en medio de la ciudad. El bar está rodeando el jardín de las esculturas, pasa el tren atrás y es un entorno de arquitectura y verde que da un mix muy disfrutable. Si llueve también vale, los ventanales hacen lo suyo para una buena versión desde adentro.
El pisco sour lo pedimos sin grandes expectativas, no íbamos con la idea de pedirlo y nos tentó. Es el mejor pisco sour que he tomado y me reconozco bastante catadora de pisco. Una delicia que ya quiero repetir. La atención de unas señoras más que amables, simpatiquísimas, es otro punto a favor. Y claro, recorrer el museo y la arquitectura del lugar hacen el resto. Se puede almorzar o tomar un café o té con tortas, yo probé la de dátiles y cerveza y me llevé la mitad a casa porque es una bomba, pero una bomba rica. Muy, muy recomendable!

Lugar agradabilíssimo para tomar um cafecito ou um té acompanhado de um cheesecake de blueberry incrrrrrrrrrrrrivel!
Preço justo, lugar charmoso e elegante!

Stumbled upon this small treasure while at the savori museum and what a treat. The apple torte were simply yummy and my
Kids enjoyed the fruit smoothies. Though we did agree that Orange is really not a flavor that goes well in a smoothie.

Particularmente amo los lugares que mezclan arte y gastronomía. Los opuestos se atraen y combinan perfectamente.
Fui al Sivori por primera vez cuando tenía que hacer un trabajo para el colegio (típica), hice lo que necesitaba y me fui rápido. En ese momento no me fascinaba la idea de ir a un museo.
Volví hace poco cuando el clima decidió que era una tarde perfecta para ir a ver arte.
El lugar es bárbaro, pero como en muchos otros lados, lo mejor se esconde al final.
Café Sivori Resto Bar es un lugar perfecto para llevar y sumergirte en tu libro. La tranquilidad que tiene este lugar no la tiene ningún lugar que conozco en Buenos Aires. Es perfecto. Salido de los cuentos.
Imaginen frondosos árboles, rodeado de flora, adoquines mezclado con un césped perfectamente rasante y verde y algunas que otras esculturas adornando en un marco artístico perfecto.
Me sorprendió la variedad y lo ricas que son las cosas. Generalmente cuando uno va a un museo va por el arte, pero acá se puede combinar perfectamente con una torta y un rico café al final.
Si buscas inspiración, este es el lugar para escribir. Si buscas paz, acá. Si buscas una rica merienda después de un paseo mirando bellas artes, acá.
Café Sivori Resto Bar es un oasis en pleno Palermo. Vale la pena conocerlo.

Este es un lugar escondidísimo de Palermo, aunque por la puerta pasa mucha gente. En los bosques de Palermo, a metros de avenida del Libertador, está el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Y al fondo, entre árboles centenarios, está el Café Sívori, un paraíso de silencio y pastelería genial.
El entorno es inmejorable: un jardín, césped y flores cuidadas, sombra de árboles frondosos y un gran roble de guardián. Paz. La concesión de la confitería está a cargo de un grupo de amigas. Hay tortas clásicas y algunas con recetas propias: torta de zanahoria y avellanas, otra de dátiles y cerveza negra, y una versión helada del tiramisú. Para acompañar hay tés de Teeson, cafés y licuados.
Abre desde la mañana, al mediodía tienen menús para almorzar, y por las tardes las tortas son las reinas. Por la noche abre sólo los viernes, con reserva previa y carta preparada de antemano.