El Viejo Abuelo

Tardó una hora en venir, llegó fría, la masa estaba casi cruda y el queso es de tan mala calidad que parecía plástico. Casi que me dieron ganas de cocinar.
Lo único a su favor es que la caja viene cerrada con hilo, cosa que nadie más que yo puede valorar.

La figura del abuelo tiene una mística relacionada con una comida abundante y hecha con mucha sabiduría, en este caso no se encuentra un abuelo dirigiendo el funcionamiento de las ollas.
Los que trabajan en este lugar, se junta el conocimiento del abuelo con el ingenio que de «lo viejo», debe ser uno de los pocos lugares que no mienten con las fotos, la comida es realmente honesta conforme a lo que anuncia en la carta. Al menos eso me pasó cuando fui años atrás.
La elección la hice una tarde, casi noche cuando acaba de cobrar un trabajo y me pareció una buena opción para probar la propuesta.
A veces soy ingenuo, pero esta vez no me esperaba realmente al abuelo «Up» cocinando, me recibió un poco de baja estatura con mucho oficio. Observó que no venía acompañado, también intuyó que tampoco esperaba a nadie, movió su cuerpo sincronizado con mi acción de sentarme en la silla, me extendió la carta que no le llevó mucho tiempo encontrar, por la razón que tiene un lugar chico.
Tapizada por dos tapas de cuerina esponjosa, estaba la carta, un libro de papel entre folios. Como tenía plata, elegí sin ver los precios. Con el dedo índice recorrí la lista de platos y seleccione los sorentinos.
El mozo me atendió de inmediato, lo miré pronunciado mí pedido con mucha seguridad, como si supiera de lo que estaba hablando, Él respondió con una afirmación y me preguntó la bebida y me tomé un vaso de Cabernet.
El pedido vino en un tipo razonable, Con 4 bolones de maza rellena, con una salsa de tomates hecha con mucha suavidad. Lo que me quedó es hacer lugar en mi estómago, y salí caminando con mucho vaivén, pero feliz.