En verano esta esquina ya tradicional de Funes, se plaga de mesas y sillas en su amplia terraza de verano. Si quedas con un grupo grande, como fue mi caso, te arman la mesa a tu gusto como para que puedas disfrutar de cierta intimidad entre tanta gente al aire libre. El salón que tienen es rustico y bien acondicionado, no esperes lujos, pero si buena atención y comer bien. Lo que vas a encontrar son tablas, pastas, milanesas y algunos platos elaborados aunque su palto estrella para mí son las pizzas. Terminamos eligiendo las tradicionales para no complicaros, de todas formas, después al repetir, nos decantamos por coincidir en algunas como la capresse especial y otra de mariscos. Son los mismos dueños quienes atienden este local, con mucha amabilidad convirtiéndote en cliente en menos de lo que te das cuenta. Ellos mismos se dedicaron a ofrecer las distintas posibilidades que teníamos y nos convencieron que nos pidamos una tabla para ir «matando el gusanito del hambre», la terminamos con un Alien en el estómago dijimos a las carcajadas. El ambiente es súper familiar y ponen algunos juegos para chicos de vez en cuando. También podes llamar y consultar por las comidas para llevar, yo nunca probé el sistema de delivery, pero créanme lo tendré en cuenta porque salimos todas muy contentas y satisfechas.