Cibic

En una época, el único Cibic que había en la ciudad era el del Paseo del Siglo, sobre calle Pte. Roca. Me queda lejos y siempre está llenísimo de gente, pero la espera valíà la calidad de la atención y el buen funcionamiento del laboratorio. Hasta que un día estaba en la sala de espera y entretenida leyendo la info que se mostraba en una de las pantallas me enteré; habían abierto un nuevo laboratorio en Barrio Martin. ¡Genial! O sea: seguía quedándome lejos, pero en colectivo eran al menos 15 minutos menos para ir y 15 menos para volver, sin contar que el te ahorra el estrés de ir al centro a la mañana.
Así que la vez siguiente que tuve que hacerme análisis de control me tomé el 122 y me bajé a dos cuadras del nuevo Cibic. Es pequeño, nada que ver con la enormidad del edificio e Pte, Roca, pero a la vez es idéntico: misma organización, mismo mostrador, mismas sillas, mismas pantallas, un Cibic en miniatura.
Para el que no leyó las reseñas del Cibic de Roca, y para que no tenga que hacerlo, explico rápidamente: llegás, le decís a la chica de la entrada que es lo que te vas a hacer, te da un número, te llaman por ese número en un escritorio donde te hacen el ingreso, te dan otro número, te llaman de un box, te sacan sangre (si es que fuiste para eso, claro está), salís por la puerta de atrás del box, derecho a la puerta de salida del laboratorio.
Lo mejor de todo: te dan un ticket para desayunar. En una época era para el Bar Blanco, de Pellegrini y Alem, pero ahora también te dan para Freedom, que está en Alem y Mendoza. Los estudios suelen estar para un par de días después y si la obra social te los cubre, sólo tenés que pagar el estampillado del Arte de Curar.