Como Una Cabra

Pase a almorsayunar con una amiga. Eran 12:00 y noa dejaron acceder a las promos desayuno que son hasta las 12.
Tiene un patiecito divino, con plantas y medio fresco porque ha quedado entre medianeras altas.
El lugar brinda excesiva información artística. Hasta mi silla tenía un corazoncito chiquito pintado… las tostadas me las trajeron calentitas en un plato antiguo hermoso.
Las mozas son re atentas.
Los desayunos son típicos.
Tienen menús diarios y en la mesa de al lado los pidieron y olían muy rico y era abundante.
Atención! Sólo efectivo.. !!!

Hace un tiempo tenia pendiente venir a este lugar, yo amo los bodegones y mas cuando son rústicos y llenos de diseño, sabía que no me iba a decepcionar, lo imaginé tal cual, el menú es súper variado, la cantidad de tortas y cosas que me nombró la moza que ya ni recuerdo, además de la atención súper amables y buena onda, lo súper recomiendo es más completo que otros lugares que estan de moda.

Es ese bar acogedor con algo de mística, me gusto la ambientación, la atención de los mozos y si bien he ido a merendar, la carta se ve interesante.

Hola hace dos dias tube la suerte de encontrar este bar… y me fascino… aunque estaba apurada… lo poco que vi de la decoracion me parecio alegre moderna amena… todo muy limpio. diferentes ambientes, patio, terraza, y por supuesto lo que elegi para degustar estaba super… Un sanguche vegetariano con verduras asadas y muzarela… exquizito… Voy a volver… por supuesto… la carta es revariada… y muy atractivos los menu. muy bueno… como tambien la simpatica atencion.

Como una cabra es un lugar mágico que tiene la ciudad de Rosario, es muy lindo y tierno (sí, dije tierno). Es divino desde los platos hasta los distintos tipos de servilleta de tela que pueden llegar a tener ahí. La carta hecha a mano y las distintas habitaciones que tiene el bar, todo distinto, es algo muy hermoso! Siempre que fui me atendieron muy bien y se come rico y es un lugar dentro de todo más accesible. Los postres siempre son muy buenos el unico problema es que van variando todos los días porque no tienen postres fijos, pero siempre hay uno rico! 100% recomendable, vayan, vean o tomense un café. El patio que hay atrás es la cosa más linda del mundo, las mesas de madera, las sillas, las luces, los platos en la pared e incluso esa cascadita con el cuadrado de cesped. Siempre que voy salgo contenta.

Por lo general, o comes en un lugar con onda y pagás extra sólo para que tenga onda, o comes en un lugar barato y super aburrido con decoración horrible y lleno de viejos que si vas a comer sola te miran raro. En la cabra lograron juntar comida a precio justo + muchísima onda + lindo ambiente, no sé cómo hicieron. Son tan geniales que les perdonamos cosas que evidencian el bajo presupuesto, como por ejemplo que no tengan platos hondos — las ensaladas, pastas y todo eso las sirven en platos playos.
La cabrita, reciclada de una casa antigua, tiene 3 ambientes bien separados: dos salas adentro y un patio hermoso que si te agarran las 7, 8 de la noche tomando una cerveza ahí se prenden las luces de colores bien a lo hipster y te sentís eterno. En serio, en el patio de la cabra el tiempo pasa a otro ritmo.
Todas las comidas son una experiencia distinta. En el almuerzo se manejan con menú ejecutivo, muchas opciones vegetarianas y todo re abundante y rico. Para la merienda hay pastelería casera además de lo de siempre como tostadas y medialunas. Se llevan todos los premios la marquise de chocolate y un licuado de banana, yogurt y miel. Tienen muchos licuados pero ESE es un postre en sí mismo. La cena es a la carta. Tengo pendiente ir a desayunar.
Ahhh y un plus: tienen cubanitos!

El lugar es muy lindo y la comida me pareció bastante buena. El café muy muy rico. Quizás la atención podría haber sido mejor (todo se disfruta mas si te atienden con una sonrisa), pero todos tenemos días malos calculo. Fuera de eso, es una buena opción para desayunar o merendar (muy buenas promos).

Es uno de esos lugares que a simple vista no me convence. Pasé a chusmear apenas abrió pero hubo detalles que me hicieron repensar si me quedaba a tomar un café acaso. El estilo de casa de arte con comida variada y media casera me hace acordar a otros lugares que son parecidos. Pero había algo que no me cerraba, la iluminación capaz.
Ayer tuve la oportunidad de conocer el lugar un poco más a fondo. Los espacios son muy apretados, las sillas se chocan con las de otra mesa. Me imagino que la intención es facturar. Se nota que al mediodía corren y después tienen un tiempito muerto. El almuerzo ejecutivo es igual en todos lados: «dame eso, rápido, la cuenta, chau».
Igual fue muy bueno el servicio, aunque se notaba que estaba sobrepasada la moza. Lo que si me sorprendió para bien fue la comida. Pedimos dos ensaladas y estaban las dos muy buenas. Ahora no me acuerdo cual era cual pero eran Magnolia y Petunia. una con fideos frios y vegetales salteados y otra versionando la rúcula y parmesano que sumaba tomates confitados, aceitunas verdes, almedras y un aliño de miel.
Que lindo cuando los lugares pueden sorprenderte para bien. la clave es manejar las expectativas.

Cómo me gustan estos bares al mejor estilo de la casa de mi abuela. Como una cabra está decorada co todas esas cosas viejas, detalles de herrería, sillas y mesas antiguas que no hacen juego, pero que combinan a la perfección. Todo ese estilo vintage inunda este local que los rosarinos hemos adoptado para pasar el día.
La comida es muy buena, en su mayoría toda casera. Platos vegetarianos, reducidos en calorías, y con mucha verdura. La vida saludable es su leit motiv.
Allí también se realizan cursos de distintas índoles. Desde costura, pasando por el crochet, o porque no talleres de lectura y escritura. Es un ambiente tan tranquilo, que te invita a pasar la tarde, que entre torta y torta, se va volando. Tienen un patio muy amplio, con mesas afuera. Esto permite poder merendar allí en las tarde de verano, y abrir este espacio a los fumadores.
Algunas veces organizan espectáculos durante el día, música, arte, y hasta talleres de meditación grupal. Este bar sólo funciona de día, salvo en fechas especiales como San Valentín por ejemplo, y no aceptan pago con tarjeta de crédito. La última vez que fui había un evento de activación de la glándula pineal (allí me enteré de qué se trataba, no tenía idea).

Una casa muy antigua que casi pasa desapercibida, a metros de Bv, Oroño, tiene carteles sencillos en la puerta, pero por algo muy sutil te invita a pasar. Absolutamente mantenida, los pisos son de madera, de esos que suenan a hueco cuando caminas; no le han hecho modificaciones ni recicles, que se noten, por eso mantiene intacta su impronta de fines del 1800, el mobiliario es sencillo y ecléctico, hay máquinas de coser transformadas en mesas, otras mesas de madera maciza con líneas simples y sillas de madera, de mimbre, de chapa y también algo forrado en cuero, todo completado con muchos almohadones. Además del cuarto principal, hay otro espacio que es una especie de patio techado con luz natural y atrás un pequeño patio abierto con plantas en macetas. A la tarde, las meriendas están espectaculares, yo probé un pan casero con mermelada realmente para recomendar. La vajilla, otro detalle que me llamo la atención, sigue la línea de la decoración, éramos cuatro y no se repitieron la tazas ni el resto de los elementos. En una pizarra colocada en la vereda, hacen anuncios de promos. Para ir a conocer, pasas un momento relajado porque la música es suave y el ambiente acogedor. Los precios más que accesibles. San Lorenzo 2190.

Como una Cabra es una cafetería, bar de tapas y restaurante ubicado en calle San Lorenzo 2190.
La decoración loca y colorida, con macetas colgantes y muebles de estilos varios, y el ambiente relajado y amigable del lugar, lo convierten en uno de mis preferidos de Rosario para ir por la tarde a tomar un rico licuado con amigas. En cada detalle se refleja un espíritu jovial, casual y divertido, y ello junto a la amable atención del personal, te garantiza que vas a pasar una linda tarde.
La carta es simple pero tiene unos toques goumets geniales, y todo es rico, casero, sano y abundante. Para mi lo más destacado es la pastelería.
Un dato interesante es que ofrecen variados menúes ejecutivos, para aquellos que prefieran escaparse un ratito del trabajo y comer algo rico de verdad.
Para terminar, tengan presente que tanta originalidad se complementa con precios más que razonables. ¡Pasá a conocerlo!

Hay pocos barcitos en Rosario que ame tanto como amo a Como Una Cabra. Quizás sea porque es una casona vieja reciclada, o porque está en el centro pero no tanto, o porque es un lugar bonito y accesible donde ir a merendar o comer algo ligero. Quizás (seguramente) sea porque es una obra de arte ecléctica y colorida en sí mismo y porque no importa cuanto rato pases ahí dentro, cada vez que muevas los ojos vas a encontrar algún detalle nuevo.
A diferencia de muchos bares boutique, Como Una Cabra es todo menos blanco, rosado y delicado. Todos los detalles están cuidados para crear una atmósfera calculadamente desordenada, donde nada combina con nada y aún así, en el conjunto, todo resulta armónico y amigable. Por ser una casona, tiene varios ambientes diferentes, ninguno de ellos muy amplios: una sala que da a la calle (con una ventana elevada, no con un ventanal tipo vidriera, como pasa en otros bares boutique de la ciudad), con algunas mesitas con sillas y una mesa ratona alargada con un sillón; la sala donde están los exhibidores y la caja; y un patio con paredes altas, macetas que cuelgan de las paredes y una cabra de metal negro parada sobre el aire acondicionado. El baño es también un encanto en sí mismo.
Es un lugar especial para merendar. Hay licuados y jugos naturales, las tostadas son de pan fresco y casero y todos los bocaditos y tortas son exquisitos, y la carta hecha en pequeños archivadores de colores y escrita a mano te saca una sonrisa. A mi parecer, un lugar para ir y para volver.

A metros de Oroño se encuentra este barcito super pintoresco. Un lugar lleno de detalles, es una casa antigua, cada ambiente tiene un estilo muy colorido, muebles y sillones todos muy diferentes, paredes con adornos, muchos objetos, texturas, y lámparas raras, todo llama la atención. En el patio hay un pequeño jardín con plantas, enredaderas y flores y en sus paredes tienen detalles únicos, como corazoncitos haciendo de flores entre las enredaderas, baquitas de San Antonio y en el aire acondicionado se posa una cabra negra de metal que resalta en sus paredes rojas. Las mesitas en el patio invitan a pasar una velada relajada fuera del caos de la ciudad. La atención es muy buena y los precios muy accesibles. La comida es casera, todo minutas, donde se destacan los sándwiches especiales. Otro detalle que llamo mi atención fue la carta, viene en un archivero de metal y buscas por orden alfabetico y colores los tragos, desayunos, sandwiches muy original. El desayuno es con pan artesanal, muy buenos jugos exprimidos. Imperdible las tortas caseras., siempre hay tortas de elaboración artesanal y que son super ricas y ni hablar de tentadoras!