Siempre que vamos en auto al centro, en horas bastante caóticas y con cuadras con prohibición de estacionamiento, no queda otra que alejarse un poco del microcentro y buscar un lugar por calles menos transitadas. En esta situación, 3 de febrero siempre es nuestra salvación, es que siempre encontramos lugar en esta calle. La última vez, para la vuelta habíamos llevado el equipo de mate armado, pero nos olvidamos las galletitas. Ooh no, qué problema! Si, era un problema que rápidamente solucionamos en el kiosco que está antes de llegar a Mitre y fui, voluntariamente, la encargada de ir a buscar el alimento. Por favor, cuantas variedades de masitas, bizcochitos, maddalenas y cosas para la merienda que tienen. Había galletitas dulces, saladas, con semillas, con chips de chocolate, con cereales, rellenas de dulce de leche o membrillo. Yo llevé unas palmeritas porque sabía que les iba a gustar a todos, pero me daban ganas de llevar también alguna golosina o chocolate porque tienen todo a la vista y es imposible no tentarse. A este kiosco, pintado del lila de Milka había ido otras veces a cargar la tarjeta del colectivo o a comprar chicles para la salida del fin de semana porque está abierto hasta tarde.
Marilina N.
Évaluation du lieu : 5 Rosario, Argentina
Vivir en un tercer piso en Mitre y 3 de Febrero puede ser bastante molesto: autos y colectivos a toda hora, ruido ruido ruido. Si la construcción que habitás es medio pelo, hasta te vibran las puertas. Y olvidate de escuchar el televisor o al que tenés al lado hablándote a los gritos. No extraño para nada el barrio, excepto por el kiosco de Juan. En el kiosco de Juan podés encontrar lo que se te ocurra, desde lo más común, hasta, no sé, hilo y aguja, habanos, bebidas con alcohol, sin alcohol, yogur, papel higiénico, artículos de librería. Es un maxi todo. Y lo mejor son los dueños: Juan y su mujer, una pareja con cuatro niñas. Ellos son los que te hacen no querer dejar de ir jamás y por lo único que lamentás abandonar el barrio. Gente que, aunque se la pasa trabajando, nunca pierde la buena onda. Los he molestado con infinidad de cosas que nada tenían que ver con el negocio, como dejarles la llave porque alguna de mis amigas la había perdido, pedirles que me presten un enchufe porque no tenía luz en el depto ni carga en el teléfono. En fin, unos maestros, que más que como clientes, nos trataron siempre, desde el primer día, como vecinos. Vayan y compruébenlo ustedes mismos.
Jimena A.
Évaluation du lieu : 5 Rosario, Argentina
Este kiosco, ubicado justo frente a la parada de colectivos, es todo terreno. Está abierto mil horas, está super provisto y la atención es muy buena. Varios años viví justo enfrente y mis hermanos y yo entablamos una relación de confianza con los dueños, Juan y su señora. Llegamos al punto de usar el kiosco como espacio de intercambio de mensajes(mis hermanos nunca fueron adeptos al celular). Incluso, alguna que otra vez le dejábamos las llaves del depto en el kiosco cuando alguno se las olvidaba por ahí, ya que los tres tenemos el sello familiar del despiste. En un principio funcionaba en el local que queda pegadito, que es más pequeño y tenían el depósito a unos 50 metros, sobre la misma vereda. Luego se mudaron al local actual y lo pusieron hermoso. La verdad es que me encanta ver lo que han logrado porque los ví esforzarse mucho para que funcione. El kiosco se cae de golosinas de todo tipo, las heladeras siempre están repletas de bebidas frescas, y cuentan con un sector de almacén que nos ha sacado del apuro en muchísimas oportunidades. Venden tarjetas de colectivo!