J. Alberto Rodriguez

París es mi lugar el mundo. Siempre lo digo. Y no es ninguna casualidad, ni preferencia al azar. Es que cada vez que paso por Rioja 1465, que es el lugar en donde se desarrolla la actividad comercial de J. Alberto Rodriguez S.R.L., me detengo automáticamente. Para mí, es un imán cuando veo un lugar que está repleto de fragancias para comprar. Huelo una, otra, otra y otra vez hasta saciarme de aromas, hasta que la mente se detiene para definirse y comprar sólo una… ¡sólo una esta vez! Y es que este comercio maneja precios realmente baratos en las imitaciones de fragancias internacionales, y eso a mí me puede. Para qué negarlo. Recuerdo la primera vez que fui, como si hubiera sido ayer: El mostrador lleno de perfumes esperando ser olidos por mí y del otro lado del mostrador, reclamándome que me decidiera para poder atender a otras personas. No, no los culpo, porque saco de la paciencia a cualquier vendedor si de comprar fragancias se trata. No sé aún cómo no vendí todo y me puse un puesto de perfumes en la playa. En este local, con nombre de persona adusta, parca y hasta solemne, adquirí parte de los aromas que conquistaron a mi esposo. No es poca cosa.

Cuando estés pasando por la vereda de calle Rioja al 1465, prácticamente al lado de la oficina de Telecom, van a notar que hay un local muy, pero muy antiguo que tiene aires de ser una vieja farmacia, una de esas boticas de antaño. Es en verdad un comercio que expende todo tipo de esencias para la realización casera de perfumes y aromas para la casa o para uso personal. El nivel de calidad, precio y atención que tienen en este comercio, es la clave tanto de su estabilidad y duración en el tiempo, a través de todos los procesos económicos que vivió la ciudad de Rosario (y el país, claro). Todos los días pasaba por la puerta, miraba para adentro, y veía que el lugar estaba abarrotado de gente a la espera de ser atendido. Hasta que me tenté yo mismo y pasé, claro, con un tiempo libre, porque tenés que ir sabiendo que va a demandarte en promedio media hora antes de ser atendido, cuando está en su pico máximo de gente el lugar. Me resultó muy barato, y yo, que soy de los que no les gusta mucho gastar en perfumes, pude llevarme una copia o como se diga, de esos perfumes importados a un precio muy bajo, y reconozco que el aroma realmente muy parecido a los importados, quizás con la diferencia de que te duran menos en la piel, pero bien, la imitación del One resultó una buena alternativa al original.

Desde chica mi mamá me llevaba a este lugar. J. Alberto Rodriguez S.R.L es un negocio que se encarga de la venta de esencias y aromatizantes. Su fachada no tiene nada que haga pensar que es un local de este estilo. En su fachada tiene dos grandes ventanales, pero solo uno está abierto hacia la calle, el otro tiene una persiana que impide la visión hacia el interior del local. Que unos de los ventanales esté abierto no ayuda en mucho, ya que el interior es bastante oscuro, y sólo se alcanzan a ver algunos frasquitos y botellitas de boticario arriba de una mesa. En estos mismos vidrios se encuentra el único cartel del local:” J. Alberto Rodriguez S.R.L. Esencias”, en una letra muy sobria y formal.
En el interior siempre está lleno, pero lleno de gente. Es que la calidad de sus productos es sorprendente. Sus fragancias no son agua de toilete, sino una concentración de perfume, por lo que duran mucho tiempo en el cuerpo.
Cuentan con una amplia variedad de fragancias y vienen en diferentes tamaños. También, y lo que siempre me flasheaba mucho cuando era chica, podés hacer tus propias fragancias, sólo tenés que decir los ingredientes, y ellos lo preparan.
Un lugar medio místico, antiguo y misterioso, ideal para comprar una fragancia.