Los Inolvidables

Quien no pasó por la esquina de Montevideo y San Martín y encontró a decenas de señores reunidos divirtiéndose de lo lindo, meta ajedrez y juegos de azar. Todos estos caballeros se dicen llamar «Los Inolvidables», por eso se reúnen en el bar homólogo.
Cada uno de ellos debe tener historias de amoríos, de fidelidades, de infidelidades, de soltería, de sueños con novias amorosas y otros con amantes fogosas.
Qué relatos y charlas se oyeran entre las paredes de este bar. Ni hablar que entre vino tinto y soda, cada vez se soltarán más y más las risas de los muchachos, haciendo de esta esquina un mundo mítico.
Para todos los que quieran conocer este bar, se los recomiendo! Allí saldrán muy grandes amigos, porque se respira aire de muchachos amigueros, dónde el bar de la esquina es su primer casa, y no pueden pasar más de un día sin abrazarse y regocijarse con sus amigos, los muchachos de toda la vida.
Está en una esquina céntrica de la ciudad de Rosario, esquina de historias y vidas pasadas y presentes. Vayan a «Los Inolvidables» y conviértase en uno más, de los amantes de la buena vida.

Los Inolvidables me recuerda al tango muy conocido por todos nosotros «Cafetín de Buenos Aires», ese que decía: «Como olvidarte en esta queja, cafetín de buenos aires, si sos lo único que se pareció a mi vieja…» y sigue con «En tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas, yo aprendí filosofía… dados… timba… y la poesía cruel de no pensar más en mi».
Es un punto de encuentro de tacheros (el conocido taxista) — si pasas por el frente de este bar ves estacionados todos los taxis afuera, y algunos hasta mal estacionados en sobre la senda peatonal de la esquina, lo cual no me causa gracia —, amigos, y todos «tipos» que van a cafetear y divertirse. Es un lugar para pasar el tiempo y que parece que el tiempo se detuvo, tiene mesas de billar y pool, hay todo tipo de timba, se puede jugar a las cartas, un truco o un chinchón, ajedrez, damas y deportes en la tele todo el día.
A los hombres que saben recordar esos viejos bares con mostrador y heladeras revestidas de madera del año de ñaupa, les recomiendo que vayan, les va a traer recuerdos hermosos.
Es cierto que van solo hombres pero es parte de la cultura del bar. No sé si alguna vez vi una mujer adentro, pero creo que es más un tema de inhibición al ver tanto tipo adentro.

No me animo a calificar al bar Los Inolvidables porque la verdad es que nunca pero nunca entré y dudo que alguna vez vaya a hacerlo, aunque paso por delante todos los días.
Aún así me siento en la obligación de reseñarlo desde afuera y le dejo la posta al caballero que entre para que reseñe todo lo que yo no puedo contar. ¿Y cuál es la particularidad del bar, que me hace sentir la necesidad de hablar sobre él? Pues que en una época de igualdad de género y avance de la mujer, sigue siendo un bar exclusivamente de hombres.
No es que lo diga en ningún lado, no. Es simplemente que no importa a la hora que pases, por sus ventanas abiertas de par en par lo único que puede verse dentro son hombres de todas las edades, cada uno ocupado en su mambo: jugar al pool (tiene dos o tres mesas), a las damas, al ajedrez (siempre hay señores jugando al ajedrez en las mesas que están contra las ventanas), leyendo el diario, tomando una cerveza, mirando deportes en los televisores. Los días de partido, una postal típica de la esquina de San Martín y Montevideo es la de las cortinas azul viejo del bar abiertas de par en par, todas las mesas llenas adentro, y los que no pudieron entrar amontonados en la vereda contra la puerta y las ventanas, pispeando el partido como pueden desde afuera.
A veces intimida un poco pasar por la esquina. A veces no tanto, sobre todo a la hora de la siesta, cuando las cortinas están cerradas para dejar el sol y el calor afuera. Sea como sea, es un punto bastante particular de la ciudad.