Gran pinturería, Rosario Color. Un buen día entré a comprar pinturas –que finalmente nunca(todavía) usé, pero ese es otro tema– y me sentí bien, bien asesorada, bien conmigo misma. Los precios fueron razonables, moderados, la atención 10 puntos. Un detalle estético: según he visto, muchas pinturerías se abarrotan de latas y latitas en estantes repletos por todas partes, obstruyendo el libre fluir de la energía. Acá, parece que hubiesen sido asesorados por alguna conocedora de las técnicas del feng shui, porque la oferta de productos no entorpece el entendimiento, al contrario, lo estimula. Es que para comprar pinturas hay que estar atenta. Por lo general, no se necesita sólo un bote, sino varios: uno para antes, uno para después, pinceles, brochas, y capaz que enduido, etc. En El Rosario Color me pusieron al día con lo necesario para pintar: las cantidades por metro cuadrado, los colores, y demás detalles técnicos. La ubicación del local es privilegiada: en la intersección de 27 de Febrero y Ovidio Lagos, en una zona de muchos negocios que abastecen obras de construcción.