Sweet Corner

Quién no paso por este lugar alguna vez y al menos no compro un caramelo? La atención es mala pero siempre está abierto y ofrece un completo servicio.
Comercializa: todas las marcas de cigarrillos, todas las líneas de golosinas y las dos más populares: Terrabusiy Arcor. Todas las líneas de gaseosas, algunos vinos, cervezas. Tiene wi-​fi y computadoras para navegar, una barra con butacas americanas para tomar algo ahí.
Lo bueno es que abre todos los días y hasta los domingos a la tarde. Este no es un detalle menor teniendo el parque España tan cerca.

Siempre compro en Sweet Corner porque media la distancia entre mi departamento y la parada de colectivo que me llevara cada mañana de mis años lectivos a Ciudad Universitaria, y entonces ya me quedó la costumbre, aunque no carga tarjetas de colectivos y no nos gusta esa actitud, siempre tiene buena variedad de alfajores y bebidas.
Y de todo, sobe una pared se tirarons unas góndolar medio supermercado por lo que los productos materos se pelean fuerte por ser de tu elección, el estilo Tía Maruca pica en punta. También te sorprenden con algún arroz y pure instantáneo, unos jugos en polvo y avena ponele, cositas para sacar del apuro.
Después hay heladeras con de todo en sanguches industrailes, empanadas y todas las gaseosas y líquidos. Y además más y otra cosa seguro.
Están abiertos desde muy temprano y hasta muy tarde y eso es buen dato en este no-​barrio donde casi nadie trabaja mucho y además te estafan, acá no tanto, los precios de cualquier otro mini.
Adentro hay dos o tres mesitas redondas muy pequeñas con banquetas y diarios y revistas, casi nunca hay alguien sentado ahí igual.

Creo que quedó establecido en alguna reseña anterior, amo el Parque España. Lo amo siempre, pero sobre todo los domingos a la tarde, en los días cálidos, cuando va bajando el sol y estamos todos remolones.
Bueno, cuestión que a veces pasa que el domingo al mediodía organizás para ir al susodicho parque a la tarde y una vez que cerrás trato pensás, «yerba tengo pero ¿y las galletitas para el mate?». Por suerte después te acordás que a dos cuadras el parque está Sweet Corner y que queda de camino porque con el tema de los carriles exclusivos todos los colectivos te dejan lejos y tenés que andar bastante. Y que vende de todo, galletitas (las que quieras), yerba (por si no tenías), ensalada de frutas y jugo Citric en todos sus tamaños (por si te pegó otra onda), masas secas, budines (¿alguna trajo cuchillo? ¿no? ok, entonces no), tortas envasadas; además de todo eso que se supone que vende un quiosco. Y volviendo del parque, si se hizo tarde, podés comprar las papitas, chizitos y cervezas para la picada.
Además tienen WiFi y algunas máquinas para usar de ciber.
El único detallecín: no cargan la TSC. Así que si estás sin saldo, capaz tengas que patear un poco hasta encontrar un quiosco abierto que sí la cargue o volverte caminando.

Hay una ley que me la inventé yo hace un rato y se las quiero compartir a todos ustedes que, por ahí, tienen ganas de ponerse un kiosco o un minimarket en algún futuro cercano, lejano, mediano, o cualquier otro tipo de ano (#ChisteDeSecundaria)
Artículo 1: Todo kiosco tendrá éxito garantizado si se encuentra:
a) A la salida de la cancha
b) A la salida del boliche
c) A la salida del departamento de tu hermana
d) En una parada de colectivo
Bueno, este kiosco entraría dentro del punto D (y capaz del C también, porque no tengo el gusto de conocer a tu hermana)
Más allá de encontrarse a metros de la parada de colectivo, el lugar cuenta con una variedad importante de productos, precios céntricos no exagerados (es decir, no tan caros pero no como en el barrio), una estética medianamente agradable y un local amplio. La atención es normal y además cuenta con la posibilidad de comprar cospeles (¿alguien los usa?)
En fin, vayan porque se los digo yo. Y porque está en la parada de colectivo. Y porque venden vinos. Y porque hay Wi-​Fi. Y porque capaz la minita que está en la puerta les da bola.