Esta reseña es para el lizarran del costanera center. Después de una horrible experiencia esperando mesa en otro restaurante del centro comercial y ya casi muriendo de hambre vivimos a este local. Pedí un pescado frito en tempura, el cual no había, cambie mi orden por un pulpo al olivo que tampoco había, en un tercer intento tratando de mantener la paciencia pedí una entraña a la parrilla con papas fritas. TAMPOCOHABÍA!!! Se trata de un restaurante de prestigio internacional o de un casino de empresa donde no hay reposición??? Cada vez más decepcionada de esta marca, que no le llega ni por los talones al español original. A la final no pude comer nada y tuve que comprar unas papas fritas de bolsa y comer en el patio de cómodas. Realmente decepcionante
Victor D.
Évaluation du lieu : 4 Santiago de Chile, Chile
Exquisitas preparaciones tanto de los menú como de los platos a la carta. La preparación de tragos también es muy buena. Comida de muy buena calidad. La quinta estrella se pierde por que falta un poco más de variedad y la atención se queda corta en momentos cuando esta muy lleno, tal vez falten más garzones porque en cuanto a la calidad de atención de éstos también es muy buena, gente muy agradable y dispuesta a tenderte en todo momentos por cualquier detalle.
Carla Andrea P.
Évaluation du lieu : 3 Santiago de Chile, Chile
No soy una gran asidua a este lugar, he ido un par de veces con mis compañeras de flamenco, principalmente porque en aquellas oportunidades hay algún espectáculo de baile, así que mucha información en comida no tengo, pero sí puedo opinar en lo que respecta la barra. El local es sumamente cómodo, amplio y con una decoración que te invita a decir«olé», la anfitriona es demasiado convincente, así que es casi imposible decirle que no te quedarás ahí, puntos para ella. Por otra parte, los garzones siempre están con una muy buena disposición y por sobre todo, con muuuuuucha paciencia, ya que no debe ser fácil esperar la elección de tragos de un grupo aproximado de siete mujeres indecisas. Sé que debo parar mi adicción al mojito cubano, a local que voy local en que debo probar uno, quizás inconscientemente estoy en la búsqueda de uno perfecto… Pues bien, en el Lizarrán varié un poco, así que pedí un mojito esmeralda, pero esta vez tenía vodka, albahaca y arándanos, estaban bastante ricos, me tomé tres, aunque hubiese preferido que tuvieran un toque de frambuesa. En esa oportunidad pedimos papas bravas para picar, tuvieron que ser 3 porciones durante la noche, ya que la porción es para tres personas a lo máximo. En otra oportunidad fuimos menos, y se nos antojó una jarra de sangría, algo ideal para tomar luego de una noche de tablao flamenco, en aquella ocasión solicitamos una tabla de jamón serrano con pan tumaca o con tomate, como quieran llamarle, estaban bastante buenos. Los precios no son tan económicos, pero tampoco algo exageradamente caro, así que ir de vez en cuando no te vaciará el bolsillo.
Juan Pablo R.
Évaluation du lieu : 5 Santiago de Chile, Chile
Yo estaba de reemplazante trabajando en un diario que tiene sus oficinas en pleno barrio Bellavista. Para comer nos daban un vale de $ 3.700 que podíamos cobrar en ciertos restaurantes predefinidos por la empresa. La primera vez fui con un colega a uno de ellos, donde servían el típico plato con ensalada y bebida. El lugar cumplía, así que lo hice mi preferido porque no me quería arriesgar con las demás opciones. Gran parte de los colegas iban ahí, así que, todo tranquilo. Al correr de las semanas comencé a notar que el grupito de las chiquillas practicantes, que amenizaban la vista y el ambiente laboral con su simpática energía, siempre salían juntas a almorzar pero no iban a este local que íbamos todos. Yo con ganas de conocer a alguna de ellas me decidí preguntarles. Es que vamos al Lizarrán, me dijo una. Yo conocíà la existencia de este lugar pero ni idea que podíamos cobrar los vales ahí. Y bueno, fuí con ellas para comprobarlo. Es uno de los restaurantes protagonistas del Patio Bellavista. Una gran barra de tragos al aire libre frente a mesones de vidrio que se extienden hasta mezclarse con los demás locales. Todo muy españolado, con castañuelas y cantos flamencos sonando. El menú de entrada por lo general lleva alguna combinación de mariscos, pulpo, berros, palta, palmitos y ese tipo de finezas, sumado a algo verde más común como lechuga, tomate o pepino. Para beber ofrecen una copa enorme con jugo natural de chirimoya o frambuesa. El plato de fondo trae pescado o carne asada con alguna guarnición y detalles de elegancia que jamás imaginé iba a conseguir con un vale de almuerzo. Y bueno. Lo que duró ese reemplazo tuve siempre dos motivos suficientes para sentarme a almorzar aquí: La comida y las chiquillas. Pero todo esto gracias a un convenio entre mi contratista y Lizarrán. Porque para el resto de los comensales esta delicia tiene un valor por sobre los 8 mil pesos.