Panadería Cordillera

Cuando era chica vivía frente a este local. Recuerdo que había un parque con juegos para niños, junto a eso el Tavelli y a un lado la panadería Cordillera. Puede ser que los buenos momentos que pasé en ese parque se debieron gracias a las tías de la panadería, porque eran súper simpáticas conmigo siempre que iba a comprarme un dulce entre juego y juego. Mis favoritas eran las trufas que hacían en el local. Eran exquisitas, gigantes y con forma de conejitos. En mi casa, obviamente, se comía solo pan que se hubiera hecho ahí.
Hoy, casi once años después, la panadería sigue en pie, y aunque no lo crean, siguen vendiendo las trufas de conejito.
No sé si es la nostalgia o la gente que trabaja en este lugar, pero de verdad que nunca he encontrado un lugar mejor que este, en cuanto a ambiente, precios, servicio y claro sabor.
Se las recomiendo full, y lo digo desde el fondo de mi corazón y estómago, el cual pasó muchos gratos momentos gracias a los pastelitos de esta panadería de barrio.
P.S: Ganaron el tercer lugar en el concurso a la mejor marraqueta de barrio el año 2011. Ay Señor, mi infancia fue tan feliz.