70 Grados

Una cafetería con pretensiones modernas y muy buenas intenciones en el centro de la villa, aunque le hace buena falta que le den un par de vueltas a la infraestructura. Por ejemplo, lo de tener la puerta abierta de par en par en una tarde lluviosa del otoño asturiano no parece muy procedente porque, aunque el personal está como loco atendiendo las mesas que hay dentro y fuera (porque había dos bajo la lluvia), los que estamos sentados nos quedamos pasmados. Vamos, que me he vuelto al hogar constipado y con la garganta al rojo.
También deberían pensar un poco el asunto de la iluminación, porque esos halógenos tan fríos en un local pintado de azul celeste no son nada acogedores.
En cuanto a la carta, lo que cabría esperar de un local del estilo, aunque quizá sea un poco escasita: tés de sabores, cafés en diversas variantes no demasiado atrevidas, etc.
Lo dicho: les veo unas intenciones magníficas pero deberían repensar un poco su fomento y ampliar su oferta.