Bar Lua

Si pasas por delante de este pequeño bar, quizá te de la impresión de ser el típico bar de barrio donde los parroquianos van a ponerse hasta arriba de cerveza o cubatas discutiendo a grito pelado sobre fútbol.
Pero si le das una oportunidad, descubrirás que su interior es un prodigio de eclecticismo. En efecto, sus estanterías están pobladas de los más variopintos objetos. Puedes encontrar una figura de Clint Eastwood como el jinete pálido, Robocop, los Alien de las diferentes películas, la trucha que habla, un loro, fotos de dos parroquianos con cara de ser el mejor día de su vida sosteniendo un trofeo. Por no hablar de los diferentes tipos de espadas y alguna que otra pistola que cuelga en sus paredes. Y sin olvidar los santos y Cristos que con su santo poder protegen a tan distinguido local y a su clientela.
La simpatía del matrimonio que lo regenta, Juan y María, te hace sentir como de la familia en poco tiempo y los cubatas servidos por Juan valen por dos de cualquier otro sitio y te cuestan la mitad de lo que te cobrarían en otro local. Al igual que la decoración, la clientela es también variada:
desde los abueletes que van a contar historias, hasta los jovenzuelos con ganas de fiestas, pasando por treintañeros con ganas de estar entre amigos y pasar un buen rato.
Y si te gusta el fútbol tendrás, seguro, tema de conversación.
Sus clientes lo han bautizado como el Santuario. Seguro que es porque estando allí, te sientes un poquito más cerca del cielo