Bero

Encontré este bar gracias a Unilocal.Estaba muy bien valorado así que decidí darle una oportunidad. Ponía que tenias bravas muy buenas, buen menú, no pinta mal. Pues para empezar servicio muy malo, me traen todos los platos, tuve que esperar 20 Min (y por qué la pedí yo) la botella de agua que había pedido. De primero pedí ensalada verde sin más lo que es una ensalada. Lo bueno viene lo que pedí para picar. Las bravas… Creo que en mi vida había probado unas patatas bravas tan malas. De segundo me trajeron pollo, que la verdad sin más. Lo más asquerosos de todo, la verdad es que me pidieron de cambiar de mesa, para que entraran otros, y acepte. Pues las mesas tienen como un trapo de plástico. Pie después de comer yo ni cambiaron ni limpiaron la mesa. Simplemente pusieron cubiertos nuevos y ya…
En resumen: una experiencia muy mala, y seguro que no volveré por aqui, ni recomiendo que nadie lo haga.
PD: por la zona que esta menú muy barato 9’95 €.

My favorite bar in mandri to get a beer. Best service they make you feel home. Very spanish bar very crowdy. Not fancy but really cool

Love this place! Ate here multiple times on our trip in Barcelona. Excellent customer service and even better food! Get the patatas bravas!

I love this place. I lived right next door to it for a year. I miss it already.
The tapas here are solid and affordable. The beers are cheap. I loved the pimientos, the jamon, the chorizo. Everything is yummy and freshly made.
It’s not a fancy place– very causal.
The service is awesome. The place has a real community atmosphere, lots of regulars. The servers were so nice to me, and even accommodated a huge party on my birthday. They definitely were a big part of my stay in Barcelona, and really made it enjoyable.

Merodeábamos ayer noche por la calle Mandri con Bigai. Era la hora de cenar y tenía en mente, como no, a mis preferidos de siempre. Agosto… muchas persianas bajadas, así que pocas opciones «low cost» quedaban.
Decidimos entonces pasarnos por Bar Bero. No era nuestra primera vez. Se planteaba una de aquellas pseudo-​cenas informales de verano.
Bar Bero tiene una terraza. Sí. Una terraza más que correcta para estar a la fresca. En cuanto al interior… Es la antítesis del buen gusto y de la comodidad. Si soy sincero, no lo he pisado nunca; todos los trámites los he hecho por ventanilla.
Unas bravas y unas tiritas de pollo. Suficiente para dos. Bar Bero es un recurso, una bala en la recámara, una opción a tener en cuenta cuando los demás están out. La calidad de la comida es aceptable, las raciones no son rancias y el precio va acorde con la zona.
Acabaré diciendo que le pongo 2 estrellas, recurriendo al «Bueno… He tenido experiencias mejores», aunque creo que si pudiese puntuar sobre 10, le pondría un 5. Ciertamente Bar Bero no suspende en nada, mentira! el interior deja mucho que desear…
*** Tengo entendido que al mediodía tienen la opción estudiantil; Bocadillo + patatas + refresco. Vale la pena tenerlo en cuenta, aunque mi época colegial ya terminó ***

En la zona donde Felip Puig nunca desaloja a perroflautas, no se nota la crisis. Las terrazas hacen su agosto de febrero a noviembre aunque sea año bisiesto y tiro porque me toca. Los baretos compiten con el vecino Tomàs por ofrecer las mejores bravas y naufragan entre Borjamaris, Pelayos, Cayetanas y Alejandras.
El Bero castiga tu hígado a base de freidora, cañas, y tapas clásicas de los barrios bajos (champis, albóndigas, tortilla de patatas, ensaladilla…). Y triunfa bastante, pero no lo suficiente. La terraza: po bueno, po fale, po malegro… ningún secreto. Pero el interior… puffff, da miedo. Niebla de fritanga en plan Old Trafford que oculta una decoración setentera (siendo generoso), de la que te puedes refugiar en la propia barra; muy cercana a la tronera desde la que se disparan los platillos al exterior y que ventila el establecimiento. Pese al exceso aparente de aceitazo, las bravas no están mal, los champis se dejan y la tortilla está babosa.
Le pongo tres astros por la sorpresa que me llevé al no repetirme nada de lo que ingerí.

Me parece un bar de fama inmerecida, no muy distinto de muchos otros que no han gozado, no sé si del prestigio, pero sí por lo menos del apoyo popular, que el Bar Bero. El interior, para empezar, es un espacio a evitar. Intransitable, histérico y muy poco confortable, parece que el local te escupa hacia fuera, donde se encuentra una terraza bien parapetada y aislada de la calle Mandri, donde se puede hablar, mientras se comen unas tapas, con relativo placer. Lo que allí se come es aceptable y en verdad se puede pasar una velada a gusto, sin demasiadas pretensiones gastronómicas ni comunicativas –el espacio no invita a hablar de cuestiones interesantes-​, aunque para mi el Bar Bero siempre será un lugar perfecto para ir a buscar tabaco.

Adoro a las pijas de mi ciudad.
Su aroma es tan distinto
que uno se esfuerza en averiguar
el secreto de sus besos.
Su estilo de vida tan convencional
me produce tanta envidia.
Incluso el más cínico puede apreciar
la belleza de las cosas simples.
Van rompiendo los corazones
en sus coches de tres millones.
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, el dinero …
Cuantas veces disfruto al verlas bailar
esos ritmos latinos
o las sevillanas con esfuerzo aprendidas
para no ser menos.
No és sólo la ropa que pueden comprar,
brillan por si mismas.
Y cuando el buen tiempo las viste de estreno
cortan el aliento.
No conozco a quien se resista
a su sonrisa de dentista.
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, te lo cambio …
Te lo cambio por amor, el dinero que tu padre te dejó.
Las chicas modernas enseñan las piernas.
Las chicas de barrio levantan las manos.
Las chicas modernas enseñan las piernas.
Las chicas de barrio levantan las manos.
Las chicas modernas enseñan las piernas.
Las chicas de barrio levantan las manos.
Las chicas modernas enseñan las piernas.
Las chicas de barrio levantan las manos.
By La Costa Brava (Fran Fernández & Sergio Algora, en paz descanse)

Bueno, bueno, bueno… zona alta nenes. Los niños y las niñas están mejor alimentados por aquí, se nota. No se extrañen de algún que otro jersey a los hombros, polos y palmito de spa. ¿Y qué? La excusa perfecta para disfrutar de su terracita desde la primavera hasta el otoño son sus cañas y sus tapas, pues sus bravas son de renombre pese a que en el mismo Sarriá Sant Gervasi hay muy duros competidores. ¡Ah, yo cuando asiento allí mis reales voy en camiseta y vaqueros, no tengan miedo!