Boo

Ahora no es muy difícil encontrar tiendecitas con encanto en Gràcia, pero hace unos años el barrio era un auténtico marasmo en la materia. Si querías comprar ropa «monina» pero un poco diferente tenías que salir de las lindes del barrio porque por allí era difícil encontrar ropa que no fueran pantalones a raya y camisas a topos.
Boo es de las primeras tiendas que recuerdo visitar en el barrio y que introdujeran el concepto de tienda «boutique» que ahora tanto abunda por la zona, así que por eso le tengo especial respeto y especial cariño. Y no solo por eso, sino porque no se limita a habilitar un espacio para vender ropa «indie», sino que toda la tienda tiene un concepto detrás que se percibe desde la decoración hasta en el género que tienen. Recuerdo que allí encontré por primera vez unos colgantes preciosos hechos de latón con inspiración vintage que luego descubrí que eran de Après Ski –una marca de bisutería handmade hecha por una chica aquí en Barcelona y que es, sencillamente PRECIOSA -, una elección que da buena cuenta de la filosofía.
No tienen la tienda cargada de ropa, apenas un par de barras para chica y lo mismo para chico, un pequeño rincón a la entrada para algún detalle decorativo, algún libro y poca cosa más. Mirar y comprar en esta tienda es una experiencia cómoda y relajante. Ellos son súper majos, siempre te reciben con una sonrisa y hacen que, en general, te sientas a gusto incluso cuando solo entras a cotillear.
La selección de marcas es pequeña pero muy escogida. Destaco Sugarhill, de un estilo muy femenino con cierta querencia por los estampados animales y los cortes vaporosos, con un aire urbanita pero delicado a la vez… que se asemeja mucho al de la misma tienda.

Había oído hablar mucho de esta tienda, me habían contado que aquí se vendía ropa de diseñadores nórdicos no muy conocidos pero muy interesantes. Este último apunte fue lo que me movió a ir a conocerla, pensando que encontraríà la herencia de Acné Jeans o Filippa K y esta sería mi nueva tienda favorita tras la triste desaparición de Snö.
Partiendo de la base de que la selección de prendas de mujer es escasa y nada especial sino todo lo contrario, todo lo que pueda decir sobre Boo será desde un punto de vista bastante distante porque yo no encontré nada que quisiese comprarme. La parte de ropa masculina puede tener su gracia porque los diseños tienen un punto simpático sin llegar a ser un circo. La línea de estilo es bastante urban, similar a la que sigue la marca vasca Loreak Mendian, de la que puedes encontrar alguna cosa. La ropa que tienen no es particularmente destacable. En cambio, los artículos de decoración y menaje (las vajillas de Thomas Paul son una auténtica maravilla), cómics, libros sí son mucho más interesantes. Por no hablar del local que está decorado con un gusto exquisito, inspirado en los interiores nórdicos de los años cincuenta. El trato y la música que suena también son excepcionales siempre. Sólo echo en falta un poco más de cuidado en la selección de ropa y firmas femeninas.

Mi formación académica y de la vida es, mayoritariamente, humanística. Eso implica que temas como el diseño, lo moderno, lo molón, lo cool, y demás, se me suelen escapar.
Tengo mi propio criterio en base a conceptos como «ese sitio lo peta», «el estilo de ropa de esa tienda mola un puñao» o «tu antes molabas».
Podriamos ubicar en segundo concepto a esta tienda. Mucha gente me ha hablado de ella como el colmo de lo moderno, con ropa de diseño, tiradas limitadas, cosas así.
Debo reconocer que, físicamente, la tienda llama la atención, la distribución es elegante y cantosa, y te atienden bien, dejando que curiosees lo que quieras, algo de agradecer. Aún así, supongo que no és el tipo de ropa que me suelo poner, porque siempre acabo por no comprar nada…