Enorme bar-cafetería-restaurante con salones y pisos que parece que no se acaben nunca. De hecho, tardé varios días en descubrirlos todos: — Ah, pero arriba también tenéis mesas? — Sí, repartidos en tres salas — Glups Tanto espacio, en consecuencia, hace que el Brisas do Sil sea apto para mil cosas: tomar un café, hacer un menú de mediodía(bastante digno, por 9 euros), ponerse las botas con por ejemplo un chuletón, o una parrillada de pescado, ver el partido de futbol rodeado de 60 personas mientras comes un bocadillo de lomo con queso bastante mejorable… Debe ser de los pocos locales de la ciudad que tienen recursos para combinar simultáneamente un banquete de una Primera Comunión y dar de comer a unas cuantas patrullas de la Guardia Urbana.