Hacía tiempo que tenía que alejar de mis ojos, más de medio metro, mi reloj de pulsera, para poder ver la minúscula fecha… Una tarde, estaba leyendo un libro, cuando mi mujer me preguntó si en esa posición me encontraba cómodo. Me dí cuenta que mis brazos, totalmente extendidos, sujetaban las cubiertas del libro muy lejos y pensé en una vieja cámara réflex que tuve que llevar a reparar porque los mecanismos de enfoque estaban atascados. Había oído hablar de la «vista cansada», problema que aparece sobre los 35 ó 40 años de edad y me informé más sobre el asunto. Acudí a esta óptica, me hicieron unas pruebas y me confirmaron que a partir de ese momento, necesitaría unas gafas para poder ver de cerca. Elegí una montura, pasaron un par de días… y acabaron mis«posturitas» para poder leer. El cambio fué impresionante. Una vez que te acostumbras a llevar las gafas, son indispensables. En el momento de recogerlas, me entregaron una targeta donde consta mi porcentaje de «error» en ambos ojos, un seguro que cubre los daños que se puedan ocasionar, garantía… Hace unas semanas regresé para renovar los vidrios de «cristal orgánico» y de paso, una nueva montura. Cottet tiene franquicias en muchas ciudades y a través de su página web, podéis comprobar los servicios que ofrecen, consultar catálogos de gafas de sol, ubicar la tienda más próxima, etc.