El Cordero

Llegamos después de una rutilla por Collserola — Torre Baró. Es un sitio enorme que tiene diversas salas. En el momento de nuestra llegada nos permitieron estar con los perros en una de sus terrazas así que pudimos disfrutar de un rato de calma después de la caminata.
El sitio es ideal para tomarse un respiro y un algo de picoteo. Tienen Pepsi (hay a quien pueda suponerle un problema) y sus tapas son variadas y a precios que no están mal.
Para mi las patatas bravas estuvieron bien pero reconozco que son una base de patata hervida y luego rebozada (algo que me pareció curioso ya que no las había visto nunca) coronadas por un poquito de allioli. A mi me gustaron, el peligro que corren es que al ser unas patatas en gran parte grandes pueden quedar un poco crudas en algunos casos en la cocción.
Los morros que pedimos estaban bien, los acababan de hacer.
Me sorprendió ver la cantidad de comedores diferentes, quizá se dedican a organizar cenas o comidas para grupos (me hubiera encantado sentarme en una de esas butacas de terraza que tenían en uno de ellos).
El punto en el que yo me quedé un poco más sorprendida o mosca es que los lavabos se encuentran en una caseta en el exterior del restaurante cubierto con lo que, si estás en uno de esos días de lluvia o fresquete puede ser una excursión que incomode un poco.

Haciendo caso omiso a las reseñas fuimos despues de una excursion desde Canyelles hasta el castell de Torre Baro. Las vistas estan fantasticas, la terraza para tomar algo separada de la de comer. Pedimos bebidas.refrescos. Debe ser de los pocos locales que el grupo Pepsico tiene en Barcelona. Para picar pedimos olivas aliñadas, patas bravas. La patatas bravas eran trozos grandes de patata hervida, luego rebozadas y con una salsa allioli por encima. La verdad grasientas por fuera y crudo por dentro. Para mi gusto un desastre. Para compensar nos trajeron morro frito sin pedirlo. El servicio correcto.

fuimos hace un par de semanas y no me gustó nada. me pareció caro para la calidad de la comida. pedí brochetas de solomillo y la carne estaba super seca, y a mi hermana se la pusieron fría, la ensalada de queso de cabra tenía frutos secos que estaban rancios y además tardaron bastante en servirnos. luego llevamos una tarta de cumpleaños y la sacaron sin avisarnos. Servicio pesimo

Lo único bueno, las vistas panorámicas. Mobiliario que necesita un cambio, manteles con lamparones que asustan, aceiteras que incumplen la nueva normativa, falta de higiene manifiesta en suelos, vajilla que pide a gritos ser renovada, cartas pegajosas.
De primero 2 tapas a compartir y de segundo una espalda de cordero a la zamorana. Las raciones son generosas, y eso es todo:
Los chocos aceptables pero oleosos. Las patatas bravas diferentes, son rebozadas y cortadas a rodajas. La idea es interesante pero el resultado final, pésimo. Quedaron casi todas. Chorreaban aceite hasta el punto de llenar el fondo del plato. El alioli, mayonesa con ajo. En cuanto a la espalda, reseca, recalentada y con el desagradable hallazgo de una pequeña espiral de zinc de un estropajo «Nanas» camuflada en la salsa.
Las bebidas, un agua con gas y otra sin gas, llegaron sin los tapones. El agua con gas prácticamente desbravada, lo que te lleva a la conclusión de un presunto relleno de botellas.
Ni postres ni cafés. Tras quejarnos al camarero éste escurrió el bulto después de cobrar por aquello de que no fuera que le pidiésemos la hoja de reclamaciones.
En resumen, experiencia nefasta y restaurante obviable totalmente. Repito lo único bueno, las vistas.

Me habían hablado muy bien… pero las buenas palabras superaron los hechos.
Domingo al mediodía, donde vamos a comer? Quería comer en una terraza tranquila, al aire libre sin el ruido de la ciudad. El lugar es esto pero…
Para llegar tienes que ir allí. No es un lugar de paso aunque el desplazamiento vale la pena si quieres alejarte de la jungla de asfalto.
La foto la he hecho yo, es desde donde estaba sentado mirando hacia dentro de la terraza. A la derecha de la foto una postal casi perfecta de Barcelona. Tranquilo, si. No hay calles, no hay carreteras. El único pero al sitio se lo pongo en que justo encima de la terraza pasan unos cables de alta tensión que se hacen molestos con su siseo eléctrico. Por lo demás bien. Disponen de 3 terrazas. Una descubierta con sombrillas (la de la foto), otra terraza cubierta con grandes ventanales y otra preparada para tomar una copa al fresco por la noche con su propia barra.
El servicio es normal tirando a mejorable. A la pregunta de si disponían de algún vino tinto en fresco la respuesta ha sido un no rotundo con cara de estar pidiendo algo raro. Creo que les ha parecido mas raro cuando les he pedido el vino tinto y les he pedido una cubitera.
La comida. A ver…
Mi primero era un timbal de escalivada con queso de cabra caramelizado. Si si, raro no? Pues estaba genial. Nunca había probado esta fusión de la escalivada, poco salada con el punto salado habitual del queso rulo de cabra y la capa de azúcar caramelizado por encima. Simplemente genial. Ha entrado como entra el cantar de unos pájaros en primavera a la sombra de un pino.
El segundo pierna de cordero al estilo Zamora. Un poco frio y seco el cordero. La patatas cortadas en lonchas geniales. Ni fu ni fa. Plato de carne con patatas.
Postre. Crema catalana. Correcta pero con demasiado sabor a natilla.
Bebida: Monte Real 2003, tinto, DOC Rioja. Un Rioja mas. Con este Rioja cada vez mas apuntalo mi teoría de que todos los Rioja salen de la misma fábrica y les ponen diferentes etiquetas. Por cierto, carta de vinos, los tintos, con el 95% DOC Rioja y DO Ribera del Duero. Blancos, rosados y cavas con mas variedad.
40 € por barba. Como detalle, que no he querido reclamar, me han cobrado como una mesa de 4 y claro, el pan multiplicado por 4 cuando eramos 2.
Bien por el lugar, volveré si vengo con gente que no disfruta del buen comer o quiere o quiero una terraza en el sombrero de Barcelona al aire libre pero no tengo un recuerdo imborrable ni tiene el derecho a ocupar mi lista de sitios a repetir cuando pueda/​quiera.