El Jardí de l’Abadessa

Servicio poco amable, mesa de 4 personas que utilizan para 5 y sin mantel Calidad /precio caro

Buen ambiente, tranquilo y acogedor para tomarse un descanso en la ciudad, en un entorno ajardinado y con buena atención.

Excelente comida a un precio alto, aunque merece la pena. Lo que menos me gustó, el ambiente (muy pijo) y el servicio (para nada a la altura del restaurante). No iría expresamente.

Comida de muy alta calidad a precios que le corresponden.
Lo recomiendo para poderes adquisitivos medio altos

Si eres de los que te gusta gozar de una cena agradable y tranquila ésta será tu zona de confort.
El jardín exterior y la amplitud del restaurante transmiten una serenidad inigualable para compartir con tu pareja, familia y amigos.
La carta es muy variada con múltiples opciones a escoger. Entre ellas destaco las croquetas de ceps y jamón de bellota para los entrantes, raviolis con foie como primer plato y el entrecot de segundo. Tener en cuenta que los platos son contundentes así que, si no venís con mucho apetito, con un entrante y un plato ya tendréis más que suficiente.
¡Salud y a disfrutar!

Buen ambiente, buen servicio y buena comida ok?

El local se promociona con una frase muy inteligente («entorno tranquilo en plena ciudad») que considero necesario matizar para que nadie se lleve a engaños. Ciertamente Barcelona carece de espacios verdes: es un entorno ruidoso, con mucho tráfico, y con pocos espacios para respirar. En este contexto El Jardí de l’Abadessa tiene algo que casi nadie tiene, y eso es un poquito de césped. No se trata siquiera de una extensión, sino más bien de un patio con hierba. Pero ver crecer césped en Barcelona es algo impactante y muy inhabitual, algo parecido a un milagro. Un inglés se moriría de risa si alguien le dijera que eso es un jardín, pero si lo ponemos en contexto la alusión tiene todo el sentido del mundo. Ahora bien, lo que no termina de ser exacto es lo de «en plena ciudad», precisamente porque el local se encuentra en una esquina de la ciudad, muy apartado del centro y con una comunicación pésima. Los clientes suelen ser, por la mañana, alumnos adolescentes de las escuelas privadas, que no tienen ningún interés en ir a clase, y prefieren desayunar mientras piensan en lo que harán o dejarán de hacer el viernes por la noche. También encontramos a madres (o padres) que vienen a llevar y recoger a los más pequeños, por la mañana, y por la tarde. Así, yo diría que es un local que tendría poco sentido sin las escuelas que lo circundan. En un barrio más bien residencial, con poca oferta de servicios, acoge un importante flujo de personas con ganas de tomar algo y que no tienen mucho donde escoger. La falta de competencia, creo, ayuda a mantener el negocio a flote, así como un cierto prestigio que ha tenido siempre de que es un lugar en el que se puede comer bien, aunque lo mejor que te puede pasar en el Jardí de l’Abadessa es que haga sol.

Situado en la zona alta de la ciudad, con lo que implica por el precio. Eso sí, vale la pena ir en verano a disfrutar del bar y la cuidada terraza, pudiendo comer o cenar al aire libre en una zona con mucha tranquilidad.
Al mediodia ofrecen un menú por 20 euros, aunque no hay mucho para escoger, ya que solo ofrecen dos opciones.
Imprescindible ir en coche, el transporte público brilla por su ausencia en esta zona.