El Tunel D’en Marc Palou

This small, elegant restaurant is a real winner.
We couldn’t read the menu, so we asked Marc Palou to recommend his best offerings.
The 3 course prix fixe dinner is an excellent value for 26 €. Chef/​owner Marc Palou creates tasty, complex dishes with very fresh ingredients, carefully seasoned. Just the right portion, too.
For starters we had grilled calamari w/​green salad and a mince of sautéed vegetables. Also a delicious red pepper stuffed with wild mushrooms in a divine mushroom bechamel sauce.
Mains: perfectly grilled fish in a delicate sauce.
Also a flavorful rabbit stew with diced potatoes.
Two desserts: fresh fruit Macedonia w/​lemon sorbet; and a delicate waffle ice cream/​mousse floating on a rich chocolate sauce.
A respectable bottle of wine is included in the price.
Our best meal in Barcelona!

El Túnel d’en Marc Palou es un lugar perfecto tanto si vas con amigos, familia, pareja o proyecto. Su ambiente es relajado y tranquilo. La carta es pura delicatessen donde cada uno de sus platos hace que tan sólo con imaginarlos te produzca un intenso placer.
En mi caso, elegí «Canalones del Tunel con bechamel de trufa». Se funden con facilidad tanto la pasta como el relleno. Son una verdadera exquisitez. Un poquito de pan es necesario para secar totalmente el plato. De segundo; Steak Tartar a base de tomate y salsa de soja. Es un tártar diferente al clásico pero su sabor es intenso, ligeramente picante y su textura es muy suave (se funde en la boca). Finalmente el postre, mi paladar todavía lo recuerdo. «Higos flambeados a la pimienta negra con helado de vainilla». Con este título y descripción no hace falta añadir absolutamente nada más. El precio no es económico, pero tanto los ingredientes, servicio y ambiente hacen que la cuenta al final sea coherente y correcta. El servicio es atento, educado y rápido.
Te explican los platos y te aconsejan. Repetiré

Una cocina hecha con producto fresco, tradicional pero elaborada y un servicio y amabilidad destacables es lo que encontramos en este restaurante. Marc Palou lo regenta. Ha trabajado con grandes de la cocina como Carme Ruscalleda, Jean Luc Figueres, Xavi Pellicer y algunos más donde se ha formado para darnos todo lo que aquí nos ofrece, mezclado con su toque personal. Con un ambiente cálido, con tonos crema y grises en un local de tres pisos «difícil de amueblar». Una mesa bien puesta, sin excesos, sigue la linea de sencillez y elegancia del resto del local.
La amabilidad del jefe de sala se muestra desde el primer momento. Nos dirige a la mesa y nos ofrece la carta. Enseguida nos sugiere platos que no están en ella pues siempre hay algún producto de temporada fresco que han aprovechado para ofrecerlo ese día. También recibimos una sugerencia respecto al vino, acertadísima: Masia Freyé, un Syrah-​Tempranillo del Penedès. En la mesa nos encontramos unas patatas chips caseras en un curioso plato junto con aceite para empezar con el plan, detalles que son siempre bienvenidos. Pero además de este piscolabis, nos sorprendieron con cuatro bocados más originalmente presentados: un poco de fuet, tartar, una croqueta y unas verduras escalibadas. Todos en su punto y en su justa medida. Un buen avance de lo que nos íbamos a encontrar. Unos apetecibles canelones con bechamel de trufa encabezaron la comida. Cremosos, grandes: Estaban buenísimos. Un plato tradicional y sencillo que bien hechos son exquisitos, pero pasados pueden ser desastrosos. Nuestro instinto nos dijo que difícilmente en este restaurante se daríà la segunda opción, pero siempre pueden sorprenderte. Por suerte, la sorpresa existió, pero positiva. El toque de trufa le aportaba la sofisticación justa. Unos tacos de salmón marinado, con ensalada y langostinos fue el otro plato compartido. Unos buenos trozos, con un bouquet de ensalada, tomate cherry y langostinos de un tamaño correcto y de buena calidad componían este primero frío que no por ello menos sabroso. El salmón estaba jugoso y bien marinado. No es un plato elaborado, pero precisamente por eso podemos apreciar mejor que el producto es de calidad.
El segundo de pescado que escogimos no estaba en la carta. Era un Dentón, un pescado muy carnoso que nos ofrecieron con una guarnición que podías escoger. La carne del dentón estaba con esa firmeza que le caracteriza, muy bien cocinado. La guarnición que escogimos eran unas verduras escalibadas con las que se asociaban la mar de bien. Una buena ración servida sobre una salsa de tomate casera que os recomendamos mucho tanto si os gusta este pescado como si no lo habéis probado.
El otro segundo fue una Espalda de Cabrito lacada al horno con pastel de patata. Seguro que ya estáis salivando no? Estaba realmente de chuparse los dedos. Bien lacado, pero con el tiempo de horno justo. La carne estaba tierna, se deshacía en la boca y muy jugosa y la patata había absorbido todo el aroma. Confirmamos así que seguro que volveremos a por todos aquellos otros platos que se quedaron en la «cuneta». Esta vez no os vamos a hablar de Tiramisú, aunque si dos dulces típicos: una Tatín de Pera por un lado. Unos trozos grandes de la fruta horneada que flotaba en la crema. Satisfacía al más exigente. Nos gustó mucho y la ración de postre era bastante completa. Muy buena puntuación! Y un bizcocho borracho. Un esponjoso bizcocho bañado en licor, pero no excesivamente, justo para darle ese toque necesario y confirmar su nombre. El chocolate era la mezcla idónea para este trozo de pastel y su licor, haciendo el trío ideal. Quizá un postre que, para los muy golosos no sea el más recomendable por no ser excesivamente dulce, pues el licor amortigua, pero muy recomendable para los que quieran salir de la línea típica.
En general, no hubo lugar para la desilusión. Siempre es una grata sorpresa descubrir sitios como el Túnel d’En Marc Palou, que aún llevando tiempo en la ciudad, no los teníamos presente. Además de la comida, pensamos que es muy destacable en este restaurante el servicio. Amables, cercanos en su justa medida, pendientes de que todo esté correcto sin necesidad de interrumpirte cada cinco minutos, sin invadir tu espacio en exceso, pero atentos a cualquier gesto que requiera su presencia.

Muy bien, local muy agradabe, servicio atento y eficaz, servicio de vino más que correcto, la carta es algo escasa pero la comida buenísima, excelente materia prima.

Restaurante distinguido en la zona.
Sus platos son familiares, y caseros con ingredientes de temporada. Nos ofrecen carnes, pescados, arroces recomiendo una coca de cebolla y queso, buenísima!
El precio de la carta está sobre unos 35 euros de media y el menú 24 euros.
Vale la pena visitar este restaurante pues sus platos están buenísimos y el trato es inmejorable.