Bar de barrio, con la consumición te ponen una tapita de chistorra gratis :) Lo llevan dos abueletes muy mayores y muy amables, y los callos no los he probado pero tienen buena pinta. No me he quedado a cenar(he visto gente que lo hace y no tienen mala pinta los platos que sirven), pero confirmo tomar algo en la terraza por localización, precio, tapita gratis y trato, es ideal.
Patricia M.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
El Fruhling ayer fue un hospital improvisado. Eran las 21h un sábado de Barça — Madrid en el barrio de Sant Andreu. La Rambla Onze de Setembre tiene muchos bares de barrio normales y corrientes. Ayer, día de partido, estaban todos a reventar. Con mis amigas buscábamos un bar tranquilo antes de ir a cenar a casa de otra amiga. Entramos en el Fruhling porque era el único que no tenía televisión y estaba vacío, pedimos tres cervezas y comentamos que era un bar curioso. El dueño era un señor muy mayor y el local y la parroquia bastante decadente. Solo había otra mesa con unos parroquianos singulares a quienes parecíamos muy exóticas. Nos trajeron una tapa de chistorra XXL con pan frito espectacular. Comentamos que esto de la tapa se ha perdido en Barcelona y los años que hacía que no comíamos una chistorra tan grasienta y tan buena. Vimos un cartel hecho a mano estilo escolar que anunciaba la tapa del día, callos a la riojana y hacían buena pinta. Debatimos entre nosotras sobre los callos, si el placer superaba el asco o no y sobre las texturas de gelatina. Decidí que Unilocal Barcelona también necesitaba tener registro de un lugar tan auténtico y empecé a introducir el bar. Por eso tenía muy claro el nombre y la dirección del lugar donde estábamos, menos mal. Y de repente, a medio subir el Fruhling a Unilocal pasó todo, entraron unos niños chillando que habían apuñalado a un amigo, entró el chico hecho una desgracia y, en el Fruhling, el bar más tranquilo de Sant Andreu, se montó un hospital de campaña. Lo atendimos, llamamos a la ambulancia, la gente chillaba, el bar se empezó a llenar, mi amiga tumbaba al chico al suelo, unos maleantes parecía que iban a robar, cogimos hielo de la nevera, buscamos trapos limpios… vino la policía, salió gente de debajo las piedras, las amigas del chico lloraban. Al final llegó la ambulancia y nos dijeron que el chico se pondría bien. Cuando la ambulancia se marchó el bar parecía otro, sangre por el suelo, copas tiradas, todas las mesas apartadas… Nos despedimos del dueño del bar que estaba agobiadísimo y solo quería bajar la persiana, nos dijo que el nunca ponía el futbol por eso, para evitar follones. Si hubiera hecho la valoración unos minutos antes el Fruhling solo sería un bar de barrio de Sant Andreu con chistorra buena. No sabía si continuar la nota del Fruhling después de lo que pasó, pero mis amigas dicen que suerte de Unilocal que tenía el nombre y la dirección fresca en la cabeza cuando llamé a urgencias. Así que el Fruhlig es un bar normal, de toda la vida, con cervezas baratas y un dueño poco aficionado a los deportes. Pero si nunca te encuentras mal o te pasa algo, es posible que seas atendido por un grupo de amigas espontáneas y un señor mayor amante de los callos.