La señora está sudando mientras organiza un poco la tienda. Está todo desordenado y sucio, pero ella nos atiende con amabilidad y con todo su buen saber. De hecho insiste en que entremos en una terracita detrás de la trastienda donde está preparando el titánico trabajo de darle un lavado de cara absoluto a los productos de su tienda. Allí ya vemos los ramos bien montados, las plantas bien cuidadas y decoradas y maravillosos centros artificiales. Sus consejos reavivaron las plantas de mi amiga y su amabilidad hizo que volviéramos