Inca Burger

Bien, sin mas todo bueno, pero nada exageradamente bueno, tal vez el pan de las hamburguesas, pues era duro y muy logrado, pero… Las bravas monas presentadas pero la patata quiza podria ser menos «artificial», la provoleta buena, pero el pan dejaba que desear, duro… Supongo que a gustos, pero a mi no me ha apasionado
Despues mi hamburguesa queso de cabra (justillo) en cuanto a cantidad, calidad ok, el bacon muy bueno, la cebolla frita muy buena y la caramelizada floja, me atreveria a decir que industrial.
Si estas por la zona no es mala opcion, pero cruzar la ciudad por el tampoco…

Bueno, a comer hamburguesas que nos fuimos, tan lejitos de casa y sin saber a donde ir.
Caminamos y caminamos (y MODABA y MODABAA) y por fin encontramos un frankfurt PIBE, pero nos miramos a los ojos y comprendimos que no habíamos llegado hasta allí para probar lo de siempre y de pronto la vimos: INCA BURGER.
Entramos sin pensarlo, dejándonos llevar por la locura del momento y la experiencia fue increible. Pedimos la hamburguesa más completa del mundo y la coca cola más fresca que tuviesen. Nos la comimos no sin dificultad pero podemos asegurar que si algún día volvemos a perdernos por la zona, regresaremos allí para sobrevivir.

Un domingo estaba con un amigo deseperados por encontrar algo abierto y cerca de casa, llevábamos una mañanita incredible y era necesario llevar a la boca algo que fuera calórico, grasiento, algo que empapara a la resaca. Entoncés encontramos Incaburger. Típico bar de barrio que en sus paredes estan colgado los paltos que puedes comer con una foto que da espanto! Y allí que nos sentamos a comernos una INHUMANA. Los dos nos miramos cuando vimos el nombre en la carta, ¿qué Diablo es esto? Pues es una hamburguesa compelta con todos sus abíos, cebolla, queso, huevo, lechuga, tomate y salsa rosa. Y tan agusto que no las comimos. Esos sí toda la tarde con una pesadez de tripa… que malos hábitos cuando comía carne!!!

Cara a cara frente a un frankfurt de la cadena El Pibe, el Inca Burger seduce con estilo propio a sus clientes con hamburguesas de calidad –o con sustancia, si más no-​. Antes de que vinieran australianos y otra gente de verdadera tradición hamburguesera a la ciudad, ellos debían ser lo más en su género, con sus hamburguesas completitas de varios tipos y su lejano aire a restaurante americano. Un local amplio, tranquilo, con espejos y camareros con camisa uniformada, que si no fuera porque hoy Barcelona ya es americana y todo hijo de vecino ha pasado unos días en Nueva York, sería un paraíso para los que sueñan cruzar el charco para cenar. Como su americanidad ya no cuela, también tienen tragaperras.