Julia

Hasta hace 3 o 4 años era el tipo de chico que no usaba perfume nunca. Es verdad que al desodorante no le «hacía asco», pero perfume? No eso es para chicas y metrosexuales.
Hasta que me tío me regaló uno cuando cumplí 29 años. Me encanta, ahora lo uso todos los días, sólo maldigo el momento en que decidió darme el Carolina Herrera 212. Porque es carísimo!
Bueno la cosa es que iba pasando por esta perfumería vestido de calle normal, jeans, camiseta y zapatillas. Nada de lujo, pero todo en buen estado. Y ya desde el momento en que puse un pié en la tienda y me acerqué a una trabajadora, pude ver en su rostro el lema: «vos no tenés nada que hacer acá».
Hice un comentario amigable sobre la gran extensión del local, el cual ella ignoró «olímpicamente». Y al preguntarle el precio del producto, me lanzó otra mirada estilo: «ja! esto está totalmente fuera de tu alcance pichón». Había estado haciendo un poco de investigación de mercado para encontrar la perfumería más barata para comprar este perfume en particular. Y de 7 que visité, esta no sólo era la más hostil, sino también la más cara. Para nada recomendable.