He estado en el Nostromo en ocasiones bien diferentes. Mi primera vez allí, fue de noche, de esas de gatos pardos. Casi ni nos enteramos que nos encontrábamos a siete mil leguas de viaje submarino. Lo único que nos importaba era que el Dios Baco se encontraba entre los tripulantes. La segunda vez, ya más cuerda, cogí mi traje de marinera, tomé mi biodramina y me aventuré. En esta ocasión, acudí a una presentación de un libro en la sala de máquinas de la embarcación. Si te interesa la navegación, también se convierte en una buena escuela.
Cristina M.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Recuerdo haber ido a fiestas en la parte subterránea de este local y, antes de bajar las escaleras, quedarme mirando la preciosa barra en forma de barca que hay, pensando«¿seguirá estando todavía cuando vuelva a subir o habrá zarpado, perdiéndome la aventura?». El espacio da para fabular historias de naufragios y encuentros de islas perdidas, y fantasear un Joseph Conrad repasando aquel: «Dichoso aquel que, como Ulises, ha hecho un viaje aventurero; y para viajes aventureros no hay como el Mediterráneo, el mar interior que los antiguos encontraban tan inmenso y tan lleno de prodigios» de su libro«El espejo del mar». Pues bien, a parte de ir a fiestas, tomar una copa, comer un menú, o leer algún ejemplar de la librería del bar, también puedes iniciar una aventura y aprender a navegar. En Nostromo se encuentra la Escola de Mar, donde se dan cursos de todos los títulos náutico-deportivos actuales. Por cierto, cuando volvía a subir las escaleras, el barco continuaba allí, aunque a veces me había encontrado alguna caracola de mar en el lavabo…