Siempre me ha parecido sorprendente que haya gente maleducada y desagradable trabajando de cara al público. Un mínimo de amabilidad y cortesía es gratis, y ayuda a que te guste o no un local. Hoy hemos pedido dos pizzas a las 20h. Nos han comentado que tardarían unos 45 minutos. A las 21h, hemos llamado preguntando cuánto más tardarían, y nos han dicho que aún les faltaban unos 10 minutos de horno(más el tiempo de traerlas a casa, calculo casi 1h 30′, el doble de lo que habían dicho). Le comentamos a la chica que cómo podía ser posible, que llamemos un jueves a las 20h y pasadas las 21h aún estén en el horno, y nos dice que teníamos dos opciones, comérnoslas a disgusto o anularlas, que tenía mucho trabajo y no podía seguir hablando con nosotros(increíble). Hablamos con su responsable para quejarnos de su respuesta y trato, y justifica a su empleada, que algo le habríamos dicho, y al volvernos a quejar del trato, se ríe. Les decimos que a esa hora y con ese trato, queríamos anular el pedido, y nos dice que muy bien, que tienen muchos más clientes. Me ha parecido lamentable y vergonzoso. Así que no les llamaré más. Será por pizzerías.
Adrián C.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
Ni telepizzas ni leches, la pizzería a domicilio que abarca la parte alta del distrito de Sant Andreu y aledaños es Super Pizza. En la simplicidad naïf de su nombre parece reivindicarse como la primera en su género, la primera en aparecer, como si el resto fueran copias baratas de su manera de hacer y llenar de ingredientes la masa. Y si no fuera porque mi yo gulas se conoce las pizzerías del barrio al dedillo, tras la ingesta de una de sus creaciones, con las arterias llenas de grasa, podría llegar a creérmelo. Es una pizzería a domicilio old-school, pese a llevar abierta apenas cuatro años, que escupe en la cara al cretino que inventó la masa fina y se muestra generosa en los ingredientes. Los críticos finolis, los estómagos pacatos, dicen que incluso demasiado generosa. Pero ustedes y yo sabemos que la pizza no acepta el adjetivo demasiado y que todo extra de queso es poco. Ofrecen unas ofertas de mediodía laborable que tienta para estar comiendo pizza tres días a la semana; de todos modos, a ninguno de mis amigos se les ocurre pedir algo para cenar y no recurrir a Super Pizza. Solo una recomendación, mejor, una advertencia: si en algún momento tienen la tentación de encargar la Super Pesto, si por lo que sea alguien en su hogar cree buena idea probarla, pensando en la salsa de aquel refinado plato de tallarines que comieron el mes pasado, olvídenlo. Una sola porción de esta bomba calórica acabó con mi pobre hermano Fernandito babeando aceite y con los ojos inyectados en grasa. Cayó al suelo sonriente, eso sí. Puestos a recomendar, con mesura y buena compañía, pídanse una barbacoa mixta, de pollo y ternera, con su abundante salsa, y siéntanse culpables durante mes y medio. Si escogen la opción familiar, sin embargo, háganlo por su cuenta y riesgo. No digan que no avisé.