Pon un Perro en Tu Vida @ SVPAP

Tranquila, Fatine Z. No me he olvidado de tí, ni de tu evento. Pero, además de que ya sabes que soy, de las que reseñan tarde los eventos, el culpable fue, en este caso, Diego R.
¿Cómo vamos a superar esa súper reseña, Diego? El resto, podremos quedar a la altura del betún. Así que, por lo menos, sirvan estas palabras para reconocer el trabajo, esfuerzo, y cariño de Fatine, al organizar el evento perruno.
Reconozco que me daba un poco de miedo asistir al evento. Y no al evento en sí, ni porque sea miedosa de los animales, más bien por la espinita que suponía tendría que quitarme. Y es que por mi vida han pasado muchos animales: 5 perros de los cuales, una de ellas llegó a tener 11 cachorros; un periquito; dos hámsters; y tres peces. Así que me considero una amante de los animales. Y eso es, precisamente, lo que me daba reparo de este evento.
Se me encoge el corazón cuando veo animales indefensos, cuando veo lo cruel que puede llegar a ser el ser humano con las otras especies y, pensar que podría encontrarme animales descuidados, que me mirarían con carita lastimera y, a los que por desgracia, no podría adoptar, me hacía pensar en actuar como las avestruces, y esconder la cabeza.
El evento empezó tarde. Del por qué empezó tarde… mejor correré un tupido velo pero, teniendo en cuenta que, el punto de reunión era una gasolinera, el retraso se me hizo todavía, más pesado. A mí, que soy dormilona, también me cuesta levantarme pronto un sábado, pero si mi tiempo vale dinero, el de los demás, también, así que llegar puntual «es bien». Llegar tarde «es mal». Por lo menos, Fatine nos había prometido bebidas frescas para no desfallecer por el camino y, pudimos almorzar con tranquilidad mientras esperábamos a los tardones o dormilones.
Tras el trenecito de rigor en coche, llegamos a la Protectora de Animales SVPAP. Me encantó ver que los animales allí son felices, que no se te encoge el corazón al verlos sufrir, pero sí que te esperan ansiosos para estirar sus patas y poder salir, aunque sea media hora, de su entorno habitual.
Los perros están organizados según sus propias afinidades evitando así, peleas innecesarias. En mi caso, el grupo de animales a los que tuve el honor de pasear, era más bien tranquilo. Sin tirones pude sacar a pasear a una perrita encantadora, de las que dan gusto.
Y de nuevo, otro tirón de pelo a los Unilocalers. Creo que, siendo un evento altruista y, habiendo sido pedido con antelación por Fatine, ¿qué poco cuesta llevar una botella de lejía, o un saco de pienso o cualquier cosa para ayudar a SVPAP, que no recibe ningún tipo de subvención? A mí, desde luego, no me supuso ningún agujero en mi bolsillo o modesta economía. De nuevo, ser altruista «es bien», ser egoísta «es mal».
Gracias, Fatine, por darme la posibilidad de ayudar, con un poco de mi tiempo y dos grandes sacos de pienso, a SVPAP, una protectora que repito, NO recibe ningún tipo de subvención, pero que mima con cariño, a los animales a los que da cobijo.
Pero sobre todo, gracias a mis Juanes por hacerme ir y tener la posibilidad de sentirme rodeada de cariño animal.

Aun no se por que pasó. Eramos una familia tan feliz. Todos los días paseábamos juntos, jugábamos largos ratos y nos quedábamos hasta altas horas de la noche viendo la tele. Un día escuché a papá decir que me había hecho muy grande, que había crecido más de lo que pensaba. Lo tomé como un cumplido, me había hecho mayor! Hasta pensé que por fin me dejarían comer con ellos y subirme al sofá en lugar de quedarme sobre la alfombra. No fue así. Un día salimos de excursión en el coche. Fuimos muy lejos. Cuando llegamos papá cogió la pelota de siempre y yo bajé de un salto, loco de contento por jugar después de tanto rato de coche. Iba a ser un día genial, lo presentía! Papá tiró la pelota muy lejos, la vez que más lejos lo ha hecho, buena señal! Salí corriendo como nunca mientras la pelota botaba en el suelo y la cogí en el aire en uno de esos botes. Guau! Menudo saltó di! Deseando que todos me hubieran visto regresé a toda velocidad para ver sus caras de admiración. No había nadie. La pelota se me cayó de la boca. Que pasaba? Quizá una emergencia en casa? Claro! Eso era. Esperaría ahí porque en un rato volverían a por mi. A los dos días decidí intentar volver, algo grave tenía que haber pasado, estaba preocupado por ellos, quizá hubieran tenido un accidente! No podía soportar la idea de que les hubiese pasado algo! Corrí y corrí hasta agotar mis fuerzas buscando como volver, pero estaba demasiado lejos como para percibir olores familiares. Pasaron los días y empecé a desesperarme, tenía hambre y sed y me dolían las pezuñas de tanto andar y buscar pero nada de eso me dolía tanto como pensar en no volver a ver a mi familia. Seguro que no les había pasado nada y estaban como locos buscándome. No tenía que haberme ido del sitio en el que paramos! Un día pasó un coche al lado mío y frenó un poco más adelante. Yo estaba sin fuerzas, apenas veía y no podía andar así que estaba tumbado junto a una carretera a la sombra de un árbol. Del coché bajo una chica joven que se me acercó con una cara de tristeza indescriptible. Llevaba una botella de agua en la mano, la abrió y con su propia palma hizo un cacito y me dió de beber. Solo volver a ver a mi familia me hubiera gustado tanto como el sabor de aquellos tragos en manos de esa desconocida. Me cogió en sus brazos y me metió en el coche. Perdí el conocimiento, completamente. Una sensación húmeda en la cara me despertó. Un pequeño caniche temía que estuviese muerto y estaba intentando despertarme como solo los perros sabemos hacerlo. Abrí los ojos y me vi rodeado de diez nuevos amigos que no dejaban de mirarme. Había llegado a mi nuevo hogar. Llevaba allí cuatro eternos meses en los que apenas hablaba con nadie, solo podía pensar en mi familia, empezaba a sospechar que no les había pasado nada malo. Oía historias a mis compañeros, historias de abandonos y de cosas aun peores y las pocas esperanzas de que todo esto fuese una pesadilla de la que tarde o temprano despertaría, empezaron a desvanecerse. Me habían abandonado y no lo entendía. Cada día estaba más triste. La chica joven venía día tras día, nos hablaba, nos ponía comida y agua y siempre antes de irse tenía una caricia guardada para mi. Supuse que era su trabajo pero un compañero me dijo que no, que lo hacía gratis. Desde el día que me recogió de aquella lejana carretera le tenía cariño pero con el tiempo había aprendido a quererla de verdad. Desde luego no era mi casa y mi familia no estaba pero había empezado a acostumbrarme a aquello, tenía comida, agua, un sitio donde dormir, amigos y cada semana nos sacaban un rato a dar un buen paseo. Ese era mi destino. Allí moriría. Y por lo que hablaba con mis amigos podía haber sido peor. No cesaban las historias, de palizas, ahorcamientos, disparos, atropellos… Había tenido suerte. Hace unos días nadie vino a pasearnos, pues llovía de una manera incesante. Estuvimos todo el día hablando y es cuando me enteré que de vez en cuando alguna persona de las que venía a pasearnos se enamoraba de uno de nosotros y nos llevaba a su casa convirtiéndose en nuestra nueva familia. Un rayo de esperanza alcanzó mi alma. La siguiente semana noté cierta inquietud en la jaula. Mis amigos estaban muy alterados. Me acerqué a ver que pasaba y me dijeron que venía un grupo de gente nueva. Habían quedado todos para conocernos. Eran muy simpáticos y algo raros, llevaban cosas de un color rojo intenso. Dimos un enorme paseo, nos acariciaron como si nos conociésemos desde hace años, nos abrazaron, rieron con nuestras ocurrencias y pude ver a mas de uno escapársele alguna lágrima al dejarnos de nuevo en la jaula. Fue el mejor día desde aquella vez que salté tan alto a por la pelota pero ninguno de ellos me eligió para su familia. Ansío ese día. No puedo vivir sin tener un humano al lado a quien querer. Alguien a quien recibir en casa como si no lo viese desde hace años. Alguien a quien solo le pido que me quiera lo suficiente como para no dañarme y sobre todo como para no abandonarme.¿Serás tú?

Unilocalers molones, perritos amorosos, cervezas fresquitas, caloret post fallas, post evento chachi piruli… ¡¿Qué más se puede pedir?!!
Un día redondo. Desde luego los Unilocalers no solo están para comer y beber (que también lo hacemos muy bien en los post eventos).
Ha sido un placer organizar este evento, no podía ser más perfecto. Muchiiiiiiisimas gracias a todos por participar.
Fdo: Eventos Fatine, eventos que dejan marcas.

Un día expléndido, como el sol que nos quemó, menos mal que Fatine nos cuidó con su avituallamiento.
Una experiencia muy agradable compartir un rato con los amigos de 4 patas, que nos devolvieron más cariño del que nosotros les dimos a ellos.
Y también un placer, como siempre, reunirnos y charlar con los Unilocalers.

Maravillosa iniciativa de Fatine!
Lo pasamos en grande paseando a estos amigetes peludetes, personalmente algún que otro sábado o domingo iré a pasear a más perretes! Se merecen lo mejor!
Gracias de nuevo a todos los Unilocalers que asistieron al evento y en especial a Fatine!

Antes que nada mi más sincera felicitación a la organizadora, Fatine, por su implicación en actividades voluntarias y solidarias como esta, y por hacernos a todos partícipes de ella.
La verdad es que aunque personalmente soy más gatuna que perruna, si hubiera habido correas para todos me habría animado a dar un paseo con los otros peludos. Pero aprovechando que además era jornada de puertas abiertas para adopciones felinas no pude evitar mi curiosidad (como la del gato) y adentrarme en las profundidades de un refugio que conozco de oídas de toda la vida pero en el que reconozco que no había estado hasta este sábado.
Me encantó la visita guiada que nos hicieron por los diferentes sectores, lo cuidado que está todo y lo bien que intentan que estén todos los animales, con su espacio, su comida, sus juguetes. Agradezco enormemente el apoyo y ayuda de esos voluntarios y profesionales que se dejan la piel para proteger y tratar de favorecer a los animales más necesitados. Nos contaron como hace poco falleció un escritor que tenía 23 gatos a 21 de los cuales han dado refugio. Son gatos caseros que buscan un nuevo hogar ¡¡y además son preciosos!
Después de visitar este lugar se me hace realmente imposible imaginar que la gente compre perros y gatos habiendo tantos, ¡¡y tan adorables! buscando a gritos un hogar. Porque en casa ya tenemos dos mininos, que si no seguro que me habría llevado alguno.
Como colofón además acabamos en una de esas comidas con sobremesas interminables de las que tanto me gustan, en un estupendo lugar, Sector 34, del que podemos decir que ya nos ha adoptado oficialmente.
¡¡Por muchos eventos más con tan buen rollo y tan buena compañía!