Estuve allí por primera vez hace un año: veníamos rebotados de Alfredo’s, cerrado por vacaciones, y a Bucéfalo, mi acompañante, se le ocurrió entrar en el Friday’s. Recuerdo que me pareció malucho y bastante caro, así que cuando este verano pensamos en ir otra vez, tuve que lidiar con mis prejuicios. El restaurante forma parte del centro comercial La esquina del Bernabeu. No es una zona que me guste especialmente, y en general la gente que hay por allí me pone de los nerviecitos, cosa siempre molesta, más aún a la hora de comer. El sitio está decorado de lo más extraño: en las paredes hay desde tobilleras y muñequeras usadas(no recuerdo por quién, atletas supongo, pero el caso es que la tela tenía machas y pelotillas) hasta un oso panda de peluche, radios antiguas en fin, una suerte de chamarilería que a mí no termina de convencerme. Nos dieron la misma mesa de la otra vez y nos dejaron solos ante las cartas. Aquí debo aclarar que soy bastante glotona, al menos cuando salgo a comer por ahí: siempre pido un entrante, un segundo y un postre para mí solita. Bucéfalo no se queda atrás, de manera que terminamos bastante hinchados, aun siendo personas de buen comer. Para empezar, un plato de indecisión: No me gusta pedir pollo. En casa lo comemos a menudo, y cuando voy por ahí prefiero pedir otras cosas. Sin embargo, en este restaurante se hace difícil salir de la hamburguesa sin caer en el pollo. De modo que pedimos ensalada cajuna(con pollo) y quesadillas(con pollo también) de entrante, y de segundo tifamos por unas costillas con salsa jack daniels y hamburguesa jack daniels también. La salsa Jack daniel’s es el principal atractivo del fridays. Es dulzona y para mi gusto un poco empalagante, pero es la principal diferencia con todos los restaurantes de esta línea(estoy pensando en el tony roma’s y en el fosters, principalmente) así que puedes encontrar casi cualquier cosa con esta salsa. El caso es que la ensalada estaba buenísima, y la quesadilla, aunque incomprensiblemente dejaba un gusto a mortadela, también era buena. Las costillas estaban tiernas, y la salsa jack daniels les daba un toque dulzón muy de agradecer. La hamburguesa, sin embargo, estaba demasiado hecha(no preguntaron y nos olvidamos de aclarar este punto ¡es lo malo de acostumbrarse al fosters!) y las patatas que acompañaban eran de las de bolsa, nada del otro mundo excepto por la salsa. De postre pedimos el brownie de tres pisos(malucho en comparación con el del foster’s o el de alfredo’s, pero oye, son tres pisos de bizcocho!) y el helado helado pie in the sky, una copa de helado de vainilla y nata que lleva dentro un trozo de bizcocho con chocolate, ¡delicioso! La dolorosa fueron unos 70 euros en total, 35 por persona. En resumen: no me gustó tampoco esta segunda experiencia, prefiero otros restaurantes de este tipo, especialmente fosters. Si ha de haber una tercera vez, intentaré que sea en el Friday’s de Gran vía, donde por lo que sé el ambiente y la decoración difieren bastante.