Karen Taft

Mi amigo Vicente es de «culo que veo, culo que quiero» y le dan esos arrebatos que te dejan con la boca abierta. Total, el verano pasado le dio por la danza, quería aprender clásico, pero él nunca lo había hecho. Así que Pelé y Melé se fueron a Karen Taft para preguntar si el nuevo sueño que tenía el susodicho se podía hacer realidad.
Yo estuve a punto de apuntarme también, pero al final solo lo hizo él, durante un mes estuvo aprendiendo danza en el nivel más inicial pero lo tuvo que dejar porque era un poco caro.
Me queda resaltar la profesionalidad de todos los miembros del centro, tanto en administración como de los profesionales del baile. Siempre digo que si algún día tengo una hija la inscribiré en ballet, desde luego este es un buen centro.
Por cierto, mi amigo Vicente nunca me ha demostrado lo que aprendió ese mes, tendré que proponérselo.

Hablando con un amigo que era bailarín me comentó que él había estando tomando clases en esta escuela de danza.
Es una escuela para bailarines profesionales y gente amateur. Combina diferentes estilos, desde el ballet clásico, contemporáneo, caqué y bailes de salón.
Es amplia pero me comentó que las instalaciones eran un poco viejas, no se si la habrán remodelado desde que él estuvo.
El precio oscila entre los 70 – 80 € al mes con matrícula aparte.
Una de las profesoras, Yolanda, se encarga de impartir clases de Jazz con mucho estilo y profesionalidad. Sus coreografías así como el precalentamiento son muy técnicas.
Una vez dentro puedes comprobar que existe un tablón de anuncios en el que se muestran ofertas de trabajo para bailarines profesionales, casting, audiciones, spots de televisión, etc.

Karen Taft, que era una bailarina, llegó a España y aquí plantó, en 1949, su academia de danza que se llama como ella.
Es genial, genial, porque tienen clases en todos los horarios y para todos los niveles, de clásico, de contemporáneo, de funky y esas cosas modernas, de bailes de salón…es estupendo. Da el chance a los adultos a que empiecen a bailar, aunque nunca lo hayan hecho, y se paga por mes, y no es caro.
Yo fui bailarina de clásico, y de verdad, todo el mundo debería probar a bailar, te cambia el caracter, te pone feliz, te hace ser consciente de tu cuerpo y el espacio y entiendes mucho mejor quién eres.
Es una gozada y está en pleno centro, los maestros son buenos, y el centro, como buena escuela de danza, tiene normas cabales. Que se echan de menos.