L’Art Creperie

Sitio bastante chic, pero hay que reconocer que las crêpe están deliciosas. La verdad es que volvería.

Bueno, me encantan las crepes. Jejej.
Hace poco fue el cumpleaños de mi madre y ella quería ir a la típica easycreap de Rosales, pero yo la llevé a esta, porque me encanta el ambientillo de Martín de los Heros de noche, en verano, los cines de versión doblada, las terracitas, estar a nada de los pulmones de Pza. España y el Templo de Debod, y sobre todo la librería Ocho y Medio, con esas fotazas de cine en b/​n, esta y una de la calle Santa Isabel donde también puedes tomar algo mientras lees, y creo que otra de Lavapiés cercana al Reina Sofía, son mis favoritas.
Pues que esta crepería es una de mis favoritas en Madrid, me gusta lo silencioso de su ambiente y el hecho de ser un local tímido, tenue, sereno. Los crepes están buenísimos y no me parece caro en absoluto, bastante más que alguna otra crepería y un buen tamaño de sus crepes. Tal vez tengan menos variedad, pero atienden bastante rápido y bien y sigues pudiendo pedir la jarra de agua de grifo para acompañar, junto a la sangría o cualquier refresco cuando sois varios. Mis favoritos son: el de champiñones, el bolognesa y el de pollo al curri con piña (que no sé cómo se llama ahora). En otras creperies he probado más, siempre me gustan consistentes y con buenos filetones en su interior o rica y jugosa salsa; el de pollo al curry lo cumple perfectamente para cenar, llena lo justo y no pica!
Me encantaría probar las brochetas de carnes que tienen porque la pinta es extraordinaria, pero da la sensación, tal vez tonta, de que cuando vas a una creperie es para comer crepes! También cuenta con diversas infusiones, cafés y por supuesto tés de sabores varios. Aquí nunca he tomado ninguna de estas. Lo que sí y están buenísimas son las crepes dulces… probad las flambeadas… son las típicas que pillamos para compartir cuando vamos varios pues son hermosas de tamaño.
En definitiva, un buen sitio.

Las Creperies no suelen ser santo de mi devoción. Es un plato que, si está bien hecho, está muy bueno, pero a poco que se tuerza, se convierte en incomible, no suele haber término medio. Afortunadamente los platos de L’Art Creperie pertenecen al primer grupo. Es un restaurante a primera vista pequeñito pero tiene un salón al fondo donde estuvimos muy cómodos. La decoración no es para tirar cohetes, manteles de papel y no demasiado esmero creativo, pero la comida estaba bastante rica y además muy bien de precio.
Todos los comensales pedimos unos crepes salados, pero también había dulces, mucha variedad. El mío estaba rico, la crêpe muy ligera y en su punto justo de sal. El relleno también sabroso. La atención fue también buena, si bien la camarera se equivocó en mi elección de crêpe y me trajo otra, muy parecida pero no la misma. Se lo comenté y me ofreció traerme otra sin problemas, pero me quedé con la que me trajeron (más que nada por no esperar) y estaba muy rica igualmente.
Sin duda alguna, en la zona de Plaza de España, un sitio recomendable para dejarse caer y cenar de manera informal.

Anoche acabamos por casualidad en este rinconcito de Martín de los Heros.
La primera impresión al entrar es de pequeñez, pero engaña. Para el reducido espacio que tienen, es amplio y cómodo. No como esos sitios donde unas mesas ridículas se hacinan sin dejar siquiera paso para los camareros.
Nos atendieron con rapidez y discreción, y las crepes que probamos eran deliciosas. Masa ligera, para nada grasienta, y un relleno abundante y sabroso (en mi caso, crêpe Zar, de pollo al curry con pimientos verdes)
Una cena tranquila, charla relajada, y un precio más que excelente. Salimos muy satisfechos y no tengo ninguna duda de que volveré a esta creperie.

Mi consejo cuando visitéis esta casa de los crepes, es que paséis de los salados y vayáis directamente a los dulces.
Probé 4 crepes salados y ninguno era especialmente increíble (cosa que los dulces sí eran, DIOS). Yo me pedí uno italiano y me supo a mixto con huevo, no había ni rastro de herencia italiana. Además estaba bastante insípido. Como si en vez de un crêpe, el envoltorio fuera forraje.
Por contra, el crêpe de Nutella entró en mi boca con fuegos artificiales, globos de colores y desfile de niña heroica incluidos. BRUTAL. Probé el de banana split y el de chocolate blanco y también me quise morir.
Como punto negativo, la atención de una de las camareras fue pésima: sin rastro de empatía ni amabilidad, y con prisas porque hiciéramos el pedido.

Es uno de mis sitios favoritos sin duda. No suele tener problemas para entrar y las crepes son buenas en relación calidad/​precio.
Es el típico sítio que ni es muy pijo ni es cutre con una calidad del producto asegurado. Tiene muchas crepes de espinacas que quitan el hipo y las dulces son geniales (algunas como da de chocolate blanco y negro o la banana split son geniales).
La luz es tenue pero las sillas y las mesas son informales, vamos, que lo considero un sitio genial para primeras citas ;) y claro, cuando sales del cine para cenar.

Crêpes dulces y saladas, muy logradas. El sitio es más grande de lo que parece nada más entrar. Bastante buena relación calidad-​precio, con un abanico enorme donde elegir que te hace difícil decidirte. Eché en falta que las saladas no fuesen de trigo sarraceno, y que no nos ofreciesen la posibilidad de pedir sidra (es lo suyo en Bretaña). Aún así, esta crepería tiene su punto gabacho y es un sitio bastante agradable.
Yo fui con dos personas más, y cogimos una ensalada para compartir, una crêpe salada y otra dulce por persona, con un café, más la bebida. En total nos costó 51 euros.

He vivido cerca de este sitio un montón de tiempo y nunca me decidí a entrar. Un día, esperando a que empezara mi película en el cine de al lado, por fin me decidí. La verdad es que esta crepperie tiene un aspecto un poco cutre; la decoración no está lo que se dice esmerada. Los manteles son de papel y las servilletas de esas que no secan mucho. Pero la comida está muy buena y es muy baratita.
Comenzamos con una fondue de carne para compartir, muy abundante para dos personas (y eso que pedimos para solo 1 comensal) y con una carne que no estaba nada mal. Después, un creppe salado cada uno, hecho completamente a la francesa y con todo el queso derretido que deseábamos. ¡Estaba buenísimo! De postre, un creppe dulce con plátano que también nos dejó contentísimos.
Un pequeño hallazgo de comida francesa auténtica –de la barata– cuya decoración no es la mejor pero que merece la pena visitar para una cena barata, rápida y rica.

Simplemente deliciosos.
Crepes, crepes, y más crepes. Salados y dulces, a gusto del consumidor. Muchos sabores donde elegir, y eso hace que sea un decisión aun más difícil: jamón, huevo, pollo, setas, queso, salmón…y nutella, caramelo, helado…¿así quién es capaz de elegir? Te los comes con los ojos, y claro, no hay quien se resista. Además no es muy caro, y con un par de ellos comes o cenas bien, es abundante.
También tienen más cosas, como ensaladas o fondues, pero vamos, como salgáis de allí son comer crepes es para mataros, avisados quedáis.

Hace unos años estuve en París y en el bohemio barrio de Montmartre entre en una café donde pedí una crêpe de nutella.
Era la primera vez que comía una crêpe y su sabor se quedó grabado en mi mente.
Un día un amigo me invitó a merendar aquí y por supuesto pedí la crêpe de Nutella.
Mientras esperábamos me recreé en la decoración del local con sus manteles a cuadros y sus sillas.
Ese mismo olor que hacía tiempo me había hipnotizado comenzó a llegar desde la cocina del restaurante y cinco minutos después tenía una maravillosa crêpe en mi mesa.
El sabor era el mismo. Tuve que contener las lágrimas de la emoción.

Aparte de estar en mi calle preferida, es que estos crepes, aparte de muy bien de precio, están deliciosos. Es decir, que son finos, grandes, con ingredientes de calidad.
El salado que más me gusta, el de huevo y jamón. De los dulces, yo soy muy clásica, es decir, me gusta de azúcar y limón. Pero las golosas disfrutarán con el de chocolate y nueces… Hala, a probarlos.