Manhattan

Amigos… amigas… me estoy haciendo mayor. Ya aguanto cada vez menos las niñatadas que hay que aguantar para entrar a una discoteca en Madrid y me interesa cada vez menos el pagar para entrar a un sitio en el que tengo la certeza de antemano que no me lo voy a pasar bien, menos aún si los gerentes del local se creen que ‘Manhattan’ es un nombre original y con gancho comercial para una discoteca. Pero bueno, es lo que tiene tener amigos tan dispares.
Llegamos el Viernes a eso de las 03:00 y pedimos un reservado. 100 € por botella no es de los más caros que he visto yo, la verdad, así que cogimos dos reservados entre los 10 que éramos. Al entrar nos condujeron hacia unos sofás bastante cutres a los que en realidad podía entrar quien quisiera, por lo que no pudimos irnos del sofá y bajar a la sala por miedo a que las botellas desapareciesen. Además, en los reservados de al lado (que estaban pegadísimos) había gente fumando cachimba puesta por el local. Desconozco si esto en un local de ocio nocturno es legal, pero lo dudo.
La música es de lo más ratonero que te puedas imaginar: no hay quien les saque del reggaeton y el electrolatino (como en la mayoría de sitios de ocio nocturno en Madrid, por otra parte), y la gente muy de estos chonis que van de pijos y estilosos.
Al salir a hablar por teléfono, un portero pretendía que no me fuese a la calle, sino que me quedase en un minúsculo trozo de acera habilitado por ellos para fumar. Pero amigo, como yo llevaba pulsera podía salir de esa pequeña jaula que se habían montado y poder volver a entrar después. Pues qué bien. Tampoco hizo falta, ya que no volví a entrar.
No sé qué le ocurre a la calle Orense, pero tiene de los peores sitios para salir de fiesta por Madrid. Al lado está La Nuit, que tiene su aquél, pero este sitio nada de nada.