Mercado de Barceló

Hasta que por fin fui a conocer el mercado, siempre que pasaba para la universidad quería entrar pero nunca me había tomado el momento.
Quería ir a conocerlo y porque me lo habían recomendado por sus buenos lugares de fruta y productos italianos que podía conseguir. Aproveche a ir el día que iva al supercor y a llenar neverita. El mercado es bastante grande y iluminad, es limpio y me pareció súper tranquilo muy disintió a otros que he ido.
Las fruteras te llaman la atención hay mismo, los colores y frescura de las verduras y las frutas, se nota por encima la calidad con que las tratan. Llegue a la primera estación y me antoje por unos fresones que se veían deli me compre medio kilo aún tengo y están en perfecto estado, también compre pimientos, mandarinas, zanahorias, pepino y berenjenas.
Camine un rato por todo el lugar y vi que tiene muy buena cantidad de carnes y pescado, también encuentras panaderías y donde te venden productos del diario.
En donde más me enamore fue en el italiano Marco, recomendado por Franco V. como buen italiano que es también me dijo que tenía que parar ahí. Pues el señor es súper majo y te explica y da destitución de lo que no sepas, la verdad me quería llevar todo tienen bases de pizza listas, quesos con trufas, pastas y hay platos preparados para llevar. Yo opté por el ricotta que tanto me gusta y no es fácil encontrarlo en carrefour o otro mercado.
Me costó 2,30 € una buena cajita.
Volveré de nuevo por más cositas a a este lugar la verdad es un tris más caro que el reto de súper pero si quieres algo distinto y rico acá lo puedes conseguir.

Literalmente lo tengo a la vuelta y para todo lo que sea frutas, verduras y carnes es lo mejor que hay en la zona.
Soy bastante nuevo en el barrio por lo que no tengo algún puesto de referencia en ninguna categoría, aunque bueno los de la planta baja y el primer piso suelen ser los más concurridos, yo cada vez que fui miré dónde había más gente y ahí fui. Donde hay mucha gente hay cosas buenas digo yo.
Vivo solo y eso hace que no me pueda comprar una bolsas con 10 piezas de cualquier fruta o verdura porque no me da la vida para digerir y cocinar todo. Salvo que viva a naranja una semana y así. Por lo cual me gusta poder ir eligiendo pequeñas cantidades de varias frutas y verduras porque cosa que odio es tirar comida que alguien podría haber disfrutado y ahora se echó a perder.
Lo que sí quiero mencionar aparte es un pequeño puesto italiano, Marco. Primero que es compatriota italiano simpatiquísimo, y además tiene pasta fresca exquisita, tanto rellena como no, y tiene salsas listas también para llevar. Esto quiere decir que te puedes armar tu menú super italiano ahí y te lo llevas a casa para terminarlo de cocinar. Además vende burrata, parmesano en láminas y otras delicatessen italianas. Me dijo que toman pedidos y los envían a domicilio, que más quieres!
He escuchado que en el último piso están armando un poco la oferta gastronómica del mercado, subí una vez a ver qué tal y me pareció un poco deprimente, se ve que aún no está casi nada listo para abrir, pero habrá que meterle onda porque sino puede que sea un fiasco teniendo a San Antón y San Ildefonso tan cerca.

Parece que, poco a poco, este (relativamente) nuevo mercado va arrancando. Si le sumamos a que casi todo el espacio está dedicado a tiendas para hacer la compra, ahora va teniendo bares y sitios donde comer de todo tipo: burgers, vermú, cervecitas… Además, tienen un espacio para hacer mercadillos o exposiciones que casi siempre está activo.
He ido varias veces y siempre encuentro algo nuevo para quedarme más rato y hace poco me pasó con el bar. Un sitio enorme donde te puedes tomar un vermú y elegir la tapa que quieres que te pongan ¡y encima barato barato!
Lo dicho, cuando voy, me enamoro un poquito más, así que esperemos que siga así por mucho tiempo.

nicer looking than Anton Martin. basically each neighborhood has their own mercado which are functional markets — carniceria, pescaderia, panaderia, etc. no need to visit them all

Por fin abre el nuevo Mercado Barceló…y por fin un mercado de toda la vida! :) …me voy a comprar cuarto y mitad de choped!

¡Qué bien le ha sentado el lavado de cara a este mercado! Desde su reapertura tras la remodelación, quedó dividido en cinco partes (pescaderías, fruterías, restaurantes…)
Personalmente, soy asiduo de la sección de fruterías y, más concretamente, de la de ‘Eva’. Gracias a ella, por fin he podido volver a probar tomates que supieran a eso, a tomates. Además, tiene precios bastante competitivos, máxime si te llevas dos kilos de alguno de sus productos puesto que casi siempre te hace una rebajita.
Además, el trato personal que te ofrece este establecimiento no se puede comparar al de las grandes superficies. Aquí saco el «marujo» que llevo dentro y lo mejor es que me encanta.

La verdad es que entré en este mercado básicamente porque necesitaba ir al baño. Supuse que como todo mercado, el Barceló también tendría un aseo público.
Lo primero que me llamó la atención fue que el mercado está compuesto por 5 módulos, cada uno dedicado a un tipo de comercio distinto. Me fijé a la entrada en el plano guía para ubicar los baños. No venían, así que busqué el módulo donde estaban los servicios de restauración, porque todo mercado que se precie y lo sea en realidad (no el pseudo mercado de San Miguel que es restauración pura y cara) al menos tiene una cafetería.
Pues en el Barceló en el Módulo 5 tiene cuatro cafeterías diferentes. Yo me fui directamente a la del centro (buena elección) y pregunté por los aseos,…, pues están fuera me respondieron. Efectivamente los servicios están como en un pequeño pabellón fuera, en la zona de carga y descarga.
Después del baño, ya me senté en la cafetería y me tomé un cortado. Café portugués (camelo), bueno, económico, y con un buen servicio (bomboncito incluido). Me fijé que los platos combinados eran realmente baratos, cuatro o cinco euros (además aceptaban cheques de empresa). Quizá el pabellón no es lo más bonito del mundo, pero para comer sin que te empalen vivo fuera, me pareció una opción muy respetable.
Después del café me dediqué a cotillear el resto de módulos del mercado, uno para las frutas y verduras, otro para la carne, los huevos y los derivados cárnicos (casquería incluida), otro de pescadería y creo recordar que había otro dedicado al textil.
Este mercado por suerte sigue manteniendo el carácter «de barrio» que han perdido los reformados de San Miguel o de San Antón. Así que el próximo sábado cogeré el carrito de la compra y me sumergiré en los puestos y precios de este mercado.

Los mercados de Madrid son, sin lugar a dudas, uno de nuestros grandes activos. Son lugares increíbles, donde se pueden conseguir productos fresquísimos a precios bastante buenos. De hecho, en contra de lo que mucha gente cree, muchas veces es más económico hacer la compra en un mercado que en una gran superficie, y no hablamos ya de si es más ecológico o sostenible.
A mí, personalmente, me gusta que cuando voy a comprar producto fresco (carnicería, charcutería, pescadería, frutería) me atiendan. Ver las cosas que el señor tiene de temporada, y que te diga lo típico de «no, mejor eso no te lo lleves, llévate tal, que están mejor» (siempre me ha fascinado la honestidad de la gente en los mercados, incluso vendiendo sus propios productos). Por otro lado, es un gran ejercicio de economía para los que vivimos solos, que no podemos someternos a la tiranía de las grandes superficies con el empaquetado. Es aquí donde me llevan los demonios: ¿por qué me cobran las bolsas de plástico con la excusa de que contaminan y, sin embargo, se empeñan en envasar todos los productos frescos en bandejas de plástico gigantes y súper contaminantes? ¿Es porque los trabajadores contaminan más o qué? (nótese la ironía). Es que no lo entiendo.
Por si esto fuera poco, odio comprar en packs, porque si lo hago así, me tiro toda la semana comiendo la misma fruta, o la misma verdura. A mí lo que me gusta es variar, y aunque el frutero me termine mirando raro, pedir frutas por piezas. Dos manzanas. Dos peras (aunque estas, según nuestra nueva Alcaldesa, no deban juntarse). Cinco naranjas. Media sandía. Esto lo puedo hacer en un mercado, en un supermercado de los de barrio, no.
Además, me niego rotundamente a perder esa coletilla tan castiza. «¿El último, por favor? ¿O hay que coger número?».

Los madrileños no apreciamos este tesoro que está en pleno centro de la capital. Tener un mercado ya es, de por sí, un lujo al que no muchos pueden acceder, en la era de las grandes superficies, pero que tenga algunos productos de calidad, a buen precio y en una zona privilegiada, es un chollo.
Estoy deseando ver la finalización de las obras, a ver qué tal lo dejan, pero mientras, y aunque no viva en Malasaña (ya quisiera), de vez en cuando me paso a comprar fruta y verdura, ya que he comido tanta de supermercado, sin sabor, que empiezo a cogerle hasta asco.
Espero que con el cambio desaparezca el olor a pescado en la zona, pero si huele es porque lo hay, ¡y muy fresco!

Tener productos fresco a 2 minutos de casa es algo impagable, y con el mercado Barceló eso es algo que nos pasa a todos los que vivimos por la zona.
De aspecto moderno, este mercado tiene de desde fruterías, hasta pescaderías, pasando por carnicerías, vamos, lo que viene siendo habitual en un mercado.
Lo destacable en este caso es su ubicación, privilegiada como pocas. Lo malo, que cuando cierra el mercado se cierra también un callejón que me ahorraba camino a mi casa. Pero eso es por decir algo malo y que no se lo crea tanto.