Monpassa

Estaba tentado a no escribir una reseña sobre este coquetuelo y escondido café para evitar que se corra la voz y al final se llene de gente, pero al final, como dice mi taza de Unilocal: «Sharing reviews is fun!», y no podía dejar de contaros el secreto.
Este café ha pasado a ser mi favorito de mi barrio, al pasar el anterior a estar siempre hasta arriba de gente. Y yo que soy muy de cafés pequeños y tranquilos ya casi había dejado de pisarlo.
En este, de momento el ambiente es muy tranquilo. Consta de dos salas, la primera, más grande, con pocas mesas repartidas por todo el local e intercaladas con librerías con libros de viajes que son una verdadera delicia y que llevaría a casa sin dudar.
La siguiente sala, más pequeña, tiene un par de sillones con mesitas y que con suerte, te hacen sentir como en el salón de tu casa.
En el café, además de un café muy bueno y unas tartas excelentes, sirven vinos, por lo que el tema de alcohol para aquellos que odian las infusiones o el café está más que resuelto.

Se trata de una cafetería — librería de viajes con unas tartas ricas y con un montón de actividad cultural como exposiciones, clubs de lectura en inglés, charlas literarias y de viajes, y algo a lo que yo suelo acudir con frecuencia: intercambios de idiomas (inglés, italiano y portugués) coordinados desde la plataforma Café-​Tándem.
El café no es caro, para que os hagáis una idea el café con leche cuesta 1.55 euros, el solo 1.30 euros y el cappuccino 2 euros.

El domingo nos despertamos con un hambre atroz y como no habíamos comprado nada para desayunar en el apartamento teníamos que bajar a desayunar a algún sitio.
Habíamos mirado uno no muy lejos que nos llamó la atención por la decoración y los desayunos que proponían, así que fuimos caminito hacia dicho local pero al llegar ¡ya no existe! ¿Y ahora? ¿Qué tal ese localito por el que hemos pasado dos calles atrás? Tiene buena pinta. Y allá que fuimos.
El local está llevado por una pareja encantadora y aparte de cafetería es también librería. Tiene 5 mesitas, una junto a la ventana y otra apartada en la zona de la librería.
Pedimos dos desayunos con zumo de naranja, tostadas de pan de pallés, yo un té con leche y michico un café con leche.
Me enamoró cómo me sirvieron el té: la taza con agua y el té infusionando y una jarrita con leche al lado. En serio, en pocos lugares lo hacen así.
Las tostadas estaban riquísimas y el zumo también.
El ambiente es tranquilo y acogedor, de esos lugares a los que quieres volver sin dudarlo, aunque nosotros la verdad es que cerca, lo que se dice cerca, no nos pilla.

Me encanta este sitio. Lo descubrí callejeando por el barrio y creo que es bastante nuevo. Después de probarlo pro primera vez lo busqué en la web y no había nada de info sobre él y creo que antes había otro bar en ese mismo local.
Tranquilo, buena atención y con una decoración limpia y sencilla. Libros, madera y sillas preciosas. Puedes sentarte en alguna de las mesas de la sala o ir un poco más adentro y estar incluso más tranquilo y resguardado. A mí me encanta la mesa justo del ventanal enorme con sus cojincillos blancos.
Las paredes tienen libros de todo tipo situados en cajas de madera rollo antiguas, como las de las fruterías. Una gran escalera en el medio de la pared y todo muy blanco.
El café con leche de soja está muy bueno y los platos son precisos. Puedes pedirte dulces para acompañar el café y todo te saldría por 2, 50 euros o un té, tienes muchos sabores, incluso una copa de vino.
Un lugar estupendo para leerte un libro o escribir, nada que ver con los bares timo que hay por la zona.