Restaurante situado en el casco antiguo de Ripoll. Muy acogedor y de decoración rústica, destaca por su buen servicio y atención al cliente. Los camareros son muy agradables y el dueño es muy simpático y bromista. Comida tipica catalana de muy buena calidad, raciones abundantes y precio muy asequible. Fuimos tres personas y pidiendo un entrante para compartir(embutidos de la zona), tres segundos de carne, tres postres, cafés y botella de vino nos costó unos 17 euros por cabeza. Muy recomendable