Un lugar normal y corriente. La inversión en decoración y el intento de lavado de cara que tuvo en la última reforma no sirvió de nada. Un esfuerzo titánico que dio de frente con la población de un barrio de provincianos criticones y envidiosos que le han puesto la zancadilla al dueño en todo lo que han podido. Pese a la decoración moderna y de líneas puras y limpias, el contrate con la clientela que lo frecuenta que lo hace incómodo. Es una pena porque es el único el lugar en el que puedas tomar una copa de la zona.