Castillo de San Jorge

Es un viaje a la historia, situado en una de las zonas más emblemáticas de Sevilla, Triana. Junto al puente, el mercado y todo el entorno que bien merece un paseo. Fue sede de la Inquisición, pone los pelos de punta, nada más pensar las atrocidades que tuvieron que salir de aquí. Recomendables las funciones de teatro que se organizan algunas veces.

A día de hoy, el Castillo de San Jorge es una de las mayores desilusiones que me he llevado con un momento en la ciudad. Llevaba al menos un año queriendo visitarlo, pero por unas cosas u otras siempre atrasaba el momento y, por desgracia, tras visitarlo sólo puedo decir que por muy mala que fuera la excusa para no ir, peor ha resultado ser invertir tiempo en ir.
¿Por qué le doy sólo dos estrellas? Sencillamente porque todo lo que puede estar averiado, lo está, de tal modo que te pierdes un 50% de la visita. Toda la primera sala, en la cual habrá alrededor de cuatro monitores en los que (deduzco) se realiza una introducción, está absolutamente apagada y con carteles del tipo «no disponible, sentimos las molestas». Si, como era en mi caso, planeas la visita para hacerla con niños: olvídate, van a salir más perdidos y aburridos que tú, porque no existe nada interactivo que les llame la atención.
Ya en la segunda sala, digamos que en el comienzo del recorrido histórico propiamente dicho, existen una serie de paneles que trazan un recorrido cronológico por las diferentes épocas y usos de la antigua fortificación, así como una serie de vitrinas donde se exhiben distintas obras de artesanía recuperadas. Ok, sin más, he aquí y en la sucesiva sala el motivo por el que no tiene sólo una estrella: tiene paneles que leer con relativo interés (para los adultos, eso sí).
Por último, se accede a los restos de lo que hace siglos fuera el Castillo de San Jorge, hoy reducidos a una planta con muros de un metro de altura en los que se puede intuir con mayor o menor facilidad (según la sección) su uso original. Al igual que en la sala anterior, existen diferentes paneles explicativos e ilustrativos que ayudan a la imaginación, pero a mi parecer son excesivamente escuetos y carentes de datos que despierten atractivo alguno.
Habrá quien defienda que la fortificación ha sufrido la fuerte acción destructiva del río Guadalquivir, así como de la mano del hombre cuando se produjo la ampliación del Altozano. Sin embargo, creo que el Castillo de San Jorge sólo consigue en sus visitantes dejar una sensación de gran indiferencia, ya que (con todas las pantallas y proyecciones deshabilitadas) en ningún momento te sientes partícipe de cuanto allí ocurría. En otras palabras, hacer su recorrido es lo mismo que andar por el pasillo de tu casa, no vas a aprender absolutamente nada nuevo.
Una enorme lástima que no se destine una pequeña partida presupuestaria para acometer las reparaciones básicas que el espacio necesita para volver a tener algún atractivo.

Un espacio cultural de la ciudad muy recomendable. La entrada es gratuita y se accede por una puerta junto a la capillita del Carmen del puente de Triana. En la primera plaza tres salas sensoriales que pretenden crear en el espectador las sensaciones que tenían los arrestados por la Inquisición a su llegada al Castillo de San Jorge. En la planta baja se visitan los restos arqueológicos de lo que queda de la fortaleza, sobre la que se construyó el Mercado de Triana. Se pueden ver los restos de la muralla, una de las torres, la vivienda del Portero, las cuadras, la antigua capilla y cocinas. Muy recomendable el audiovisual sobre Marcela, una supuesta condenada por la Inquisición que en realidad es un personaje ficticio con el que se nos explican las fases del proceso inquisitorial.

El castillo de San Jorge, situado junto al mercado de Triana, alberga actualmente el museo de la Inquisición.
El castillo fue en su día el palacio de la Inquisición de Sevilla y en él vivían personas relacionadas con ella desde los altos cargos eclesiásticos hasta algunos de los «familiares de la inquisición».
Hoy en día, el paso del tiempo y el paso de la historia por la ciudad han hecho que no se conserven demasiados restos de lo que esta fortificación fue en su día pero aún es posible observar la estructura de algunas de sus estancias que se han conservado y posteriormente restaurado.
Además el museo cuenta con numerosos paneles explicativos y gráficos que ayudan a comprender mejor la importancia y organización del Tribunal de la Inquisición así como una pequeña maqueta de metal que ayuda a entender un poco mejor la estructura de este palacio.
Sin duda, uno de los sitios que todo sevillano debería visitar al menos una vez en su vida (además es gratis!).

Castillo de San Jorge is a small museum tucked underneath the Triana Market– and it sits on the site of the first headquarters of the Spanish Inquisition. What’s most amazing about the museum is the excavated ruins which show the ordinary places where horrible violence took place — kitchens, stables, small cells, and so on. And the fairly simple placards do a good job bringing to life the ruins, so you really can picture what was housed in the various spaces you pass through. Sometimes I wished for more historical context, and I thought the short film about the Inquisition (available in Spanish and English) wasn’t the best at providing factual information. But this is worth seeing if you’re crossing Puente Isabel.

…Menos mal que en esa época yo no estaba ni en proyecto. A mi seguro que me queman por bruja!
El Castillo de San Jorge, o mejor dicho, lo que queda de él ya que la plaza de abastos de Triana se encuentra sobre el castillo, comienza con los árabes. Según los historiadores casi seguro que se comenzó a construir a finales del siglo XII. Siendo Rey Fernando III de España, este se la cede a los Caballeros de San Jorge, de ahí su nombre.
En el siglo XV pasa a ser de la Inquisición hasta casi finales del XVII. En todos estos años, cuenta la historia, que este emblemático sitio fue lugar de las peores atrocidades que en Sevilla jamás hayan ocurrido.
El castillo lo convirtieron en una gigantesca prisión. Formado por veintiséis cárceles orientadas al Altozano, a la calle San jorge y a la calle Castilla, se lee en los libros que eran «antros de horror, pestilencia y soledad».
Dentro del castillo se encontraba también la Iglesia de San Jorge, antigua parroquia de Triana.
La verdad es que impresiona ir a ver y recorrer esas ruinas por todo lo que allí se vivió. No porque vayas a ver nada, de hecho casi la totalidad del Castillo fue destruido (el paso del tiempo, abandono, mal uso, inundaciones, etc…)
Lo poco que queda se encuentra en los libros y en las piedras que se pudieron conservar.
Cuando vas entrando desde Sevilla a Triana por su puente de Isabel II y miras hacia el Paseo de la O, te encuentras el mercado, una puerta del Castillo restaurada y unas grandes letras que nos recuerda que estuvo allí y que no debemos de olvidar que a veces a la humanidad le da por asesinarse a ella misma sin sentido ninguno. Y que lo que ocurrió allí no debe volver a suceder jamás!
Puedes imaginar el castillo viendo la gran maqueta que han hecho!

En 1482 el Papa Sixto IV escribió sobre El Tribunal de la Inquisición de Sevilla y sus procedimientos de ejecución «Proceden sin observar ningún orden de derecho, encarcelan a muchos injustamente, les someten a duros tormentos, les declaran herejes y expolian sus bienes de los que han matado».
Y es que Sevilla, como ciudad más importante de España en el Siglo XV, fue la primera en adoptar un propio Tribunal de la Inquisición. Se calcula que a lo largo de la historia de dicha institución, unos treinta mil condenados fueron ejecutados aquí.
El Castillo de San Jorge se escogió como sede de la Inquisición a partir del Siglo XVII, y fue en sus sótanos donde eran encarcelados los presos antes de su ejecución.
Hoy, el San Jorge es un museo, que habla de historia y de tortura a partes iguales. La visita, para los residentes, gratuita, es recomendable sobre todo si vas con un guía que te aclare cuáles son cada una de las estancias y te aporte algo más de anécdota. Verás las ruinas de la antigua edificación, los restos de las cocinas, las habitaciones de los torturados y de los Inquisidores e, incluso, una maqueta original del castillo antes de ser reconstruido, cuando se abolió el tribunal. Un testigo mudo e inocente, con un extraño aire misterioso. Sin embargo, hay quien jura que aún se pueden oír los sonidos de las cadenas arrastrarse y los murmuros de lamentos arañando las paredes.