No sé si será porque se encuentra«algo escondido» pero Charlotte me parece un sitio estupendo para comer, cenar o picar algo. Por eso no entiendo que no haya mucha afluencia de gente. Está justo en el lateral del Nervión Plaza y junto a la Espumosa, siiiii, ahí, justo en ese callejón… La primera vez que fui se debió a una casualidad, ya que, me dieron un flyer invitándome a una tapa gratis, y la verdad me gustó bastante. Tiene una decoración cuidada, bonita y un servicio más que aceptable, además de unas tapas deliciosas. Eso sí, su precio ronda los 4 €, pero la calidad hay que pagarla no??. Ayer fui a picar algo rápido un rato antes de ir al cine y todo estuvo a la altura: — Mini hamburguesita: inmejorable presentación, además de que no es la mínima expresión tan de moda actualmente. Tamaño normal sin llegar a ser grande, recordemos que se trata de MINI, jejejeje, acompañada de patatas fritas y salsa. — Atún Teriyaki: delicioso. Se trata de tropezones de atún con verduritas y arroz. — Sahismi de atun: esta tapa fue la que menos me gustó, pero es que las dos anteriores dejaron muy alto el listón. En conclusión, Charlotte resulta una excelente opción para pasar una agradable velada y si vas al cine a Nervión y dispones de poco tiempo lo pillas al lado.
Leticia G.
Évaluation du lieu : 4 Sevilla
Fuimos dos parejas a cenar y nos encantó. La decoración es muy original. Las raciones muy buenas y el servicio muy simpático y profesional. Abajo y en la terraza puedes tomar copas. Tienen ofertas de desayunos y copas algunos días a la semana.
Teresa G.
Évaluation du lieu : 3 Sevilla
No tenía pensado pasarme por este nuevo Charlotte(hay dos más en Sevilla que he visto de pasada, pero nunca he entrado) hasta que una chica que repartía flyers nos dijo al dárnoslo«una tapa gratis». Y «tapa» y «gratis» suenan muy bien juntas, así que fuimos. No era ni la hora de merendar ni la de cenar, así que tampoco íbamos a pedir mucho, pero nos acercamos. La tapa gratis resultó ser una degustación de croquetas(una para cada uno, vaya) por la consumición de una bebida. Pero estaban deliciosas. Caseras, recién hechas, blanditas… De las que haría tu abuela un domingo y no te esperas encontrar en un gastrobar, que así es como se define Charlotte. Pedimos queso(porque en mi otra vida debí de ser ratón) y leímos toda la carta, pero no era hora de cenar nada más. Con respecto al local, es bastante más grande de lo que parece y tiene distintas zonas. A la entrada hay una terraza con sillones y mesas bajas, tipo«chill out», y a la entrada, frente a la barra, más sillones y mesas del mismo estilo. Detrás de la barra hay gran variedad de licores y tazas de café, pues además de tapas ofrecen meriendas y copas. Las paredes son tipo pizarra y podías leer las recomendaciones y los platos especiales en ellas. Cuenta además con dos niveles más, una planta intermedia de nuevo más grande de lo que parece, decorada con una bicicleta en una pared, raquetas antiguas de tenis y maletas(años 50 en Gran Bretaña, a eso me recordaba). Tiene otra planta más separada por apenas dos escalones de la intermedia, y estas dos plantas tienen mesas de las de toda la vida con sillas que nada tienen que ver la una con la otra. Creo sin embargo que está decorado con gusto y aunque en apariencia parezca que un elemento no tiene nada que ver con el otro, ahí está. De fondo, música de los 40 principales. Aish. Solo probamos dos tapas, pero tengo intención de volver para ver si lo demás está igual de bien que lo que he podido ver hasta ahora. Y sobre todo, iré a merendar, que en la barra había un expositor con tartas devorables solo con los ojos.