Combinar típico italiano en una puerta con un bar sevillano de barrio en el otro. Como italiano lo había probado otras veces es el típico fast food italiano. Hoy probé el bar de barrio y me gusto, muy digno y los caracoles genial. Tiene el tipismo de bar de barrio. No esta mal… Ponen una tapa de salmorejo que es un plato hondo de sopa!!!
Marian R.
Évaluation du lieu : 4 Sevilla
Pues no estoy nada de acuerdo con lo que he leído. Yo vengo mucho a este sitio porque está en mi barrio de toda la vida, donde viven mis padres y a parte que los camareros son encantadores me encanta todo lo que pido a parte de la comida italiana. El salmorejo exquisito, la paella, la ensaladilla de gambas, y lo que más me gusta cuando es la época los caracoles, en pocos sitios los he probado mejores!
Cristina B.
Évaluation du lieu : 3 Sevilla
Elisa Victoria es un restaurate al que hay que ir solo si vas a tomar comida italiana, vamos, pizzas, pasta y estas cositas. Aunque la carta ofrece más variedad, no recomiendo que os pidáis esos platos. No es como cuando vas al San Marcos, te pides una pizza para compartir y un plato de cordero asado o guiso de merluza. En este caso no vale la pena probar esos platos, asi que finalmente la carta se queda un poco corta. Mi experiencia me dice que ni la suprema de atún ni el solomillo al roquefort sean platos que haya que pedirse en Elisa Victoria, aunque por supuesto que lo son la Pizza Yeye(que tenía jamon york, bacon y chorizo… ummm) o un buen plato de rissotto funghi. Mi opinión final del local es que ofrece demasiados platos, de todo tipo, y acaba quedándose un poco en «ni fú ni fá». Eso de que tengan como eslogan«La Pizza de Sevilla» todavía tienen que ganárselo…
Pablo G.
Évaluation du lieu : 3 Sevilla
Elisa Victoria es de esos sitios que de tanto que quiere abarcar, a veces se queda corto. De las pizzas y comida italiana, no tengo ninguna queja. Chapó, oquei, makei, muy bien. Pero en alguna ocasión me ha dado por salirme de lop acostumbrado, y, claro, si zapatero a tus zapatos, si eres pizzería, ¿cómo es que vendes pescado? «¿Y para qué te pides eso?», me decían mis amigos. «¡Porque viene en la carta!», no te fastidia. Y es que tampoco era nada del otro mundo. Que, ¿qué me pedí? Un mero en salsa verde, ya ves, la complicación que tiene eso. Yo siempre confío en que si te lo ofrecen será por que tienen capacidad para ello, sin menoscabar un ápice la calidad del servicio que prestan, lógicamente. Pues estaba ¡congelado! Sí, en cuanto lo dije al encargado –David, un profesional como la copa de un pino, atento, amable y más buenagente que todas las cosas-, al momento me trajo gloria bendita. Pero, y digo yo, señor cocinero, si ves que no me vas a poner algo en condiciones, dime que se ha agotado, y quedas mejor, ¿qué trabajo cuesta… En fin… De las pizzas, lo dicho, geniales –la barbacoa es una de las fijas en mi casa a la hora de comer-; de los precios, algo por encima de la media de la competencia; y del servicio de camareros, un nueve cuarenta y cinco –yo es que no soy muy dado a dar el diez-.
Laura S.
Évaluation du lieu : 3 Sevilla
Hace un año nos visitó Pedro, amigo chileno que conocimos en Alemania. Era la primera vez que venía a Sevilla, y nada más llegar abrazó con mucha fuerza la costumbre de comer y cenar a base de tapas, lo cual forma parte de idiosincrasia de la ciudad y a él le encantó. Durante la primera semana íbamos recorriendo la ciudad de bar en bar y de tapa en tapa, probando ahora la ensaladilla, ahora el adobo, ahora el chipirón plancha, ahora el solomillo al roquefort, ahora la croquetas de espinacas, ahora la pavía, ahora las berenjenas con miel, ahora la tortilla con salmorejo, y así una infinidad cual ruta de la tapa por Sevilla. Hasta que llegó un momento en que Pedro se hartó de idiosincrasia y de tapas. En Alemania, la costumbre es comer una plato, un plato de espaguetis, de filete empanada con ensalada, de risoto, pero un único plato. Y me pidió justo eso, algo parecido a lo que conocíamos allí. Estuve pensando y llegué a la conclusión de que mi conocimiento de bares era tan extenso como exiguo era el conocimiento de alternativas a esos bares. Seguí pensando y di con la respuesta. Elisa Victoria. Estaba al lado de casa y nos acercamos. Tenía todo lo que Pedro podía pedir, una terraza, precios muy moderados y platos tipo como los que conocía de Alemania. Eso sí, tardaron muchísimo en servirnos la comida.