Isade

Primer día de Feria, primer minuto de Feria, primera calle que se enfila, primer paso, primera vez que me pongo un traje de flamenca en muchos años, y primer pisotón de los que te arrancan casi un volante del traje de flamenca. Habíamos empezado bien. Ahora me quedaba todo el día con el volante colgando, llenándose de mierda de caballo, de albero, de más pisotones, de colillas (aún no habían prohibido fumar en las casetas), de barro, de cabezas de gambas. En fin, que había sido ponerme el vestido y ya tenía que estar pensando en arreglarlo. Esto de vestirse, y ya está, no iba a ser cosa fácil.
Cuando llegué a casa de Alberto eché a lavar el vestido y al día siguiente ya estaba limpio, pero seguía estando roto, ¿y ahora qué?. No conocía ninguna modista o parecido que me arreglara el volante del vestido, aunque fuera para finales de semana. Me asomé a la ventana y allí estaba Isade,…, tienda de arreglos de ropa. Bien. Ahora sólo era bajar, convencerlos de que bastaba con un arreglo como se fuera posible, y si pudiera ser para finales de semana. En fin, demasiadas cosas, pero bajé y lo intenté.
Mucha amabilidad y mucha disponibilidad a atender al cliente. Muy buen servicio. Lo intentaron y lo lograron, el volante volvió a su sitio por los siglos de los siglos, hasta próximo pisotón.