Dolium

La Cuina Oberta nos llevó a probar este restaurante con su menú de 20 euros, bebidas y café aparte.
El local es muy bonito y de alto ‘standing’. El servicio es correctísimo y muy amable. Están atentos para que no falte de nada, y se prestan a aconsejarte si así lo deseas.
A diferencia del otro Cuina oberta que probamos, aquí destacaría más los entrantes y el postre que el plato de arroz en sí (de pato con alcachofas), que pegaba en poco gustoso, aunque es verdad que la carne estaba totalmente desmenuzada e hizo que el plato mejorase.
Lo que más me gustó fue el postre, que os dejo la foto, porque me pareció curioso si más no.
Positivo: el trato, el personal muy amable y correcto. El local tiene una sencillez exquisita y agradable.
A mejorar: cuando sirvieron el arroz, la chica trajo el cuenco, delante de nosotros sirvió y se llevó el cuenco. Creo que igual debería haberlo dejado, porque a veces hay cosas que a uno le gustan más que a otros y si lo iba a servir todo igual, podría haber dejado que lo hiciéramos nosotros, aunque esto no es una crítica ni nada en realidad. Intentaría mejorar un poco el gusto del arroz, que aunque estaba bueno, parecía que le faltase algo. En realidad le pondría 4,5 estrellas si se pudiera, y me reservo la 5ª para cuando vuelva sin cuina oberta y se mantenga todo igual.
Volveremos.

Gràcies a València Cuina Oberta hem descobert Dolium. El teníem molt prop de casa però mai havíem entrat.
Per 20 euros hem menjat un menú que consta de 3 entrants, un arròs i postre, beguda apart.
Destacar dels entrats, el Carpacio de presa ibèrica amb xips de tubèrculs, i d’arrosos, l’arròs amb abadejo, col-​i-​flor i ferradura, tot al seu punt i molt sabrós.
En quant al vi, ens hem deixat aconsellar i hem acertat.
La decoració del local es clàssica i el servei molt correcte i amable.
Tornarem per provar la seua especialitat el Steak tartar i la Crêpe Suzette, que hem vist preparar davant dels comensals i tenie molt bona pinta.
Un lloc per a tenir en comte per a ocasions especials.

Excelente restaurante situado en Benimaclet, en una calle escondida pero justo detrás de la Guardia Civil. He ido dos veces, y las dos acabamos muy satisfechos a pesar del precio, un pelín prohibitivo (40 € persona). Pero el lujo se paga, y de vez en cuando hay que darle un capricho al estómago.
Con una decoración clásica, hay bastante espacio entre las mesas, lo que te da sensación de comodidad. Además, el servicio es atento y muy educado. Todo favorece la creación de un ambiente relajado. Arroces y carnes de excelente calidad y materia prima
Lo mejor y más destacable del lugar es el steak tartar que preparan delante de ti, todo un lujazo. Te sientes especial cuando te ofrecen corregir el punto de picante. No recuerdo qué pedimos más, y no porque acabara decepcionado, si no porque el fabuloso steak tartar te emborrona todo lo demás. Bueno sí, de postre pedí una creppe con licor de naranja amarga muy bien presentada.
Ideal para una cena tranquila en un día especial que no tengas reparos por el precio.

Excelente restaurante. Lo mejor el steak tartar que preparan delante de ti, una delicia. Además, no es caro para el trato y la calidad de los productos. Ideal para una cena tranquila o con amigos con los que uno desea quedar bien.