El Convento

Aunque es un bar llevado por chinos, estos lo hacen bien. Su horario amplio hace que este bar sea un salvavidas de emergencia, sobre todo en Agosto, ya que mucha gente escapa de la ciudad (algo que no me parece normal) y bajan los bares que abren en estas fechas calurosas.
Sus estrellas son los bocatas de Tortilla de patatas, y los quinto y tapa, de patatas bravas, morro, pincho moruno y tortilla de patatas a solo 2 €. También invitan siempre a cacahuetes cuando pides de beber.
Los baños no estan muy aseados que digamos, pero no importa. Se come bien y está bien para estar un ratillo.

Terracita al lado de las Torres de Quart, cerveza+tapas+bodadillo 10 euros… y cubatas a 4 euros! Pinta bien para un pre-​fiesta en ahorro, no?

Pues oiga, un salvavidas del que tirar en momentos de emergencia, que no es poco. Porque cuando nadie abre ni con horario matutino, ellos están ahí hasta medianoche con la terraza montada aunque estén cayendo chuzos de punta.
No tienen gran variedad en tapas y bocatas, lo típico de cualquier bar estándar, pero lo hacen con mucho arte para no ser autóctonos. Para aderezar, cuentan con ofertas cerveceras, esto es: 5 quintos por 3 € o tanques congelados a 1,50. Además, tienen detalles muy interesantes como que las cocacolas son de 350 ml y cada bebida te la ponen SIEMPRE acompañada de un platito de galletitas saladas mezcladas con cacaos.
Como todo buen imperio, no sólo existe El Convento vol. 2, sino que está a escasos 50 metros de éste; ambos comparten como terraza el parquecito que nace desde las Torres de Quart hasta la Beneficencia, así que se está de categoría, lo dicho, hasta en pleno invierno.

Cena y bebida a precios populares. Un buen sitio para llenar el buche sin vaciar el bolsillo.

Otro bar conquistado por asiáticos, pero que te hacen unos bocatas de habas con jamón dignos de cualquier bar castizo de la ciudad. Así son, buenos copiando todo y a precios muy asequibles. La terraza está muy bien y es amplia, aunque he tenido mala suerte y las veces que he ido a almorzar o he tenido una marabunta de moscas acechándome o un vendaval del sur que me volava el cortado.
Aún así volveré a almorzar, seguro, porque me pilla cerca de la oficina y hay una tortilla de patatas de 4 dedos en la barra que aún no he probado ¡creo que sólo por eso tengo que volver un día de estos! También tienen menú a mediodía de comida casera, no lo he probado pero después de la tortilla puede que caiga el menú. Y todos tan contentos en El Convento.

Un ejemplo de bar de toda la vida, que tras muchos años de gerencia cansada y propietario en pre-​jubilación, ha acabado en manos de nuestro amigos del país del dragón dormido (aunque esta gente madruga mucho y trabaja incansablemente). Con su horario inverosímil y expansivo, han optado por dar continuidad al perfil de negocio: bar de tapas y bocadillos de toda la vida. Preparan los típicos bocados de aquí como si hubieran heredado sin opinión la poca enjundia gastronómica (pseudo-​tapas y bocadillos) que les permite preparar cosas tales como «brascada» («blascada») o «chivito». Eso sí, lo sirven con agilidad supersónica y a precios de risa, por lo que la terraza (al salto de la calle y emplazada en la zona ajardinada), se pone hasta los topes, nutrida por los estudiantes de la Universidad Católica cercana.
Las patatas bravas o los calamares a la romana vienen a ser, como se sospecha, lo mismo a nuestras tapas originales que los rollitos de primavera de sus establecimientos a lo que sería en origen su gastronomía autóctona.

Un nuevo bar-​bocatería que se han quedado unos chinos para su explotación. Antes había un restaurante que tuvo que traspasado a unas personas de nacionalidad china que han sabido y saben explotarlo a las mil maravillas. Además, es muy complicado verlo cerrado, a no ser que sea de madrugada.
He quedado varias veces con colegas en su acogedora terraza pegada a Guillem de Castro y las Torres de Quart, para tomar unas cervezas. Tienen precios especiales en determinadas horas y te puedes beber unos cuantos quintos por muy poco dinero.
Han sido listos ya que tienen al lado una de las sedes de la Universidad Católica y sus estudiantes aprovechan sus fabulosos precios para almorzar y merendar. Bocadillos y tapas populares. Yo solo he probado las bravas y estaban pasables.
Recomendable para cervecear con poco dinero o tomarte un cafetito en su terraza al sol mientras lees el periódico.