Vuelven los ochenta y vuelven los ultramarinos o colmados de toda la vida… Parecían desplazados por los supermercados o hipermercados, pero la cercanía en el trato y la confianza que te ofrece el pequeño comercio no te la dan; y el mejor precio tampoco siempre. Este es el caso de esta tiendecita de barrio que lleva pocos años abierta pero siempre con buen género. Su fuerte son las frutas y las verduras. Tal vez con un precio no demasiado competitivo, pero os aseguro que si queréis comer unas buenas mandarinas, aquí las encontraréis. Ah, y «speaking valencian lenguaje».