L’Estibador

Mi madre estaba de visita en Valencia y quería llevarla a un sitio de buen comer para disfrutar de lo mejor que ofrece la gastronomía de Valencia.
Fuimos dos días después de Fallas, era un miércoles, y solo había tres mesas más con gente. Elegimos sentarnos en primera fila frente el mar en la terraza, con buenas vistas y brisa fresca. El camarero nos recomendó sentarnos un poco para atrás, y al final tuvimos que pedirle que encendiera el calentador para nosotras.
De primero comimos calamares a la romana, muy bien decorado con un poco de pimentón y un trozo de limón. Estaba en su punto y bastante fresco.
Para el menú principal elegimos fideuá de verdura con sepia. Mi madre se quedó impresionada cuando llegó aquella paella a nuestra mesa, pensando que sería demasiada comida, pero al final nos lo comimos todo muy a gusto. Yo nunca había probado una fideuá tan jugosa, con calabacín, pimiento rojo y sepia, pero estaba super bueno!
Mi madre tomó un vaso de vino tinto y yo una coca-​cola (me tocaba conducir después, o sino, el tinto tenía buena pinta). De postre compartimos un mouse de café, tocado con nata. WOW! Que rico!
El lugar fue un poco difícil de encontrar, ya que parece que en el Google Maps hay dos restaurantes con el nombre «LEstibador». En realidad, este está al norte del parking dirección playa Pinedo.
Repetiría para comer una paella en este restaurante en ocasiones especiales. Sin embargo, volvería un fin de semana para disfrutar de mayor ambiente.

Era la boda de un familiar y la primera vez que iba a este restaurante. Una boda en la playa, que romántico no?, pensé cuando nos dijeron el sitio donde iban a celebrar el banquete. Y la realidad fue tal y como me la había imaginado. Es vedad que la llegada en autobús es un poco complicada, está un poco apartado de la civilización, pero eso le da un toque exclusivo que lo distingue. Habían preparado una enorme alfombra roja en forma de pasillo con antorchas para recibir a los invitados. El pasillo llevaba a una zona sobre la arena en la que continuaba la moqueta roja que fue donde se sirvió el coctel. Amenizando la velada un cuarteto de cuerda bajo de un pequeño toldo blanco que le ponía más romanticismo al asunto. En la boda había muchos extranjeros que se quedaron con la boca abierta al ver el lugar. Los aperitivos fueron correctos pero lo mejor un cortador de jamón que situado en un esquinita apuraba poco a poco una pieza de Miguelito y una degustación de arroces, especialidad de la casa, que volvieron a asombrar al personal.
La cena fue arriba en la terraza a solo dos escalones del lugar donde se sirvió el cóctel. No recuerdo muy bien lo que cenamos pero si recuerdo que estaba todo muy bueno. La comida estaba al nivel del emplazamiento tan especial que habían elegido los novios. Después de cenar tuvimos barra libre y discomóvil hasta las 5 de la madrugada. Era como estar en una terraza playera de las de moda pero cerrada para los invitados a la boda. Conforme avanzaba la noche los sillones de las zonas de descanso que se habían habilitado para la ocasión cada vez ganaban más adeptos.
No es sólo un salón de bodas, creo más bien al contrario, el local no es muy grande para una boda masiva, creo que nosotros éramos unos 100. Para organizar algún evento con más de ese número de comensales y renunciar a cenar en la terraza es renunciar al mayor encanto que tiene LEstibador. Muy recomendable, aunque por amigos que han ido simplemente a comer no es un lugar barato y a mi prima le metieron un cañazo con el tema de la decoración de las mesas importante. Así que si estás pensando en organizar tu boda aquí cierra todos los flecos antes del día del convite.