Monument a l’Afició

El fútbol tiene varias lecturas, desde siempre, y más si se trata del Valencia CF, un equipo bien conocido por todos los habitantes de la ciudad (seamos o no futboleros)… En concreto, la construcción de este monumento, se puede entender desde dos puntos de vista: el simbolismo, o el clientelimo. Me explico:
Nadie pone en duda el contenido simbólico del monumento, ensalzando a la afición que acude al campo y se siente identificada con unos colores más o menos regionales… Y sí, puede considerarse un detalle por parte del club dotar a los aficionados de un espacio en donde se les agradezca su apoyo y al mismo tiempo les sirva como punto de encuentro ante las futuras celebraciones. Sin embargo, también se trata de un intento muy evidente de no perder ‘clientes’, porque no olvidemos que los clubs de fútbol son empresas privadas que necesitan crecer, aumentar su patrimonio y por supuesto sus ingresos; y todo gesto que aliente afición significa también un aumento en las arcas, directa o indirectamente…
No es solamente el monumento lo que se cierne en torno al viejo Mestalla, sino también los bares eminentemente valencianistas, y la propia tienda del club, que ayudan a crear ese espíritu deportivo-​identitario por el cuál se desviven los aficionados, en cuerpo, cartera y alma.
En cualquier caso, si eres valencianista y nunca te has dejado caer por el monumento, ahora es una buena oportunidad para hacerlo, antes de que el Valencia CF se traslade al nuevo campo y derriben todo aquello (aunque creo que el monumento también lo incluyen en la mudanza).

Centro neurálgico de la afición valencianista desde que se construyó. Alrededor de este monumento se han ido abriendo bares, en los que su única misión en este mundo es retransmitir los partidos del Valencia en pantallas de televisión, cuanto más grandes mejor.
Si no sabes dónde ver un partido del Valencia, te sugiero que te acerques a esta plaza, es fácil de ver, habrá cientos de personas subidas en el monumento y otras tantas en los bares que lo rodean.
También sirve para reunir a los seguidores de la selección española, que por rebote, y a falta de partidos del Valencia, acogen a la selección como una más en la ciudad. Al fin y al cabo, este monumento puede servir para ambas de igual manera.
No es el monumento más bonito de la ciudad, ni tampoco el más grande o el más vistoso, pero estoy segura de que habrá gente que lo considerará el monumento con más valor sentimental, y la mejor manera de sentirse orgulloso de ser valenciano.
A mí, personalmente, ni fú ni fá.

Amunt València!
El valencianismo estaba hundido y Paco Roig, ex presidente del Valencia CF, se encargó de despertarlo. Es cierto que en ocasiones su socarronería molestaba a muchos sectores de la sociedad y que, quizás, no fue el mejor gestor del club, pero es indudable que se convirtió en el principal responsable de sacar a los valencianistas del letargo en el que estaban inmersos desde que el club descendió a Segunda.
Pues bien, con Paco Roig como presidente y dentro de los actos del 75 aniversario del club se levantó en la ciudad este grupo escultórico de hierro y acero dedicado a los sufridos aficionados del club de Mestalla. Unas figuras que quieren representar a unos seguidores que siempre están con el equipo. Esté donde esté, siempre junto al estadio.
Los escalones donde está situada esta figura sirven como punto de encuentro de cientos de valencianistas antes y después de los partidos. Aquí quedamos siempre cuando vamos a ver el fútbol con los amigos, desde aquí parten las concentraciones, desde aquí se celebran, junto a la plaza del Ayuntamiento, muchos de los títulos que ha ganado el equipo desde 1994.