Nágora

Voy bastante a este restaurante a la hora de comer entre semana. Es un sitio bonito con terraza y un interior moderno pero acogedor. Como en la terracita suele pegar el sol, da gusto estar sobre todo ahora en otoño e invierno. Por medio día tienen un menú a un precio razonable. Los diferentes platos están muy buenos y no se suelen repetir mucho. No recuerdo haber comido nunca nada que no me gustara. Como segundo plato siempre suelen tener algo de pescado. El personal siempre majísimo. Lo puedo recomendar.

Hasta ahora sólo he ido a este local para comer (menú del día) — y estoy encantada, igual que mis amigas.
Un menú típico de Nágora puede incluir p.ej. melón con jamón, lasaña o salpicón de marisco de primero y pez espada o chuletas de cordero de segundo… de postre suele haber fruta fresca y tartas (de manzana, de queso, de chocolate etc.).
Se nota que todo está preparado en el momento, las carnes y los pescados se hacen a la plancha y se acompañan con unas patatas y unos pimientitos verdes asados. Para nosotras, todo siempre tiene buen sabor y la medida justa de especias, sin tapar el sabor natural de los ingredientes.
Ya hemos vuelto muchas veces, y volveremos a menudo para comer muy bien, con buen tiempo en la terraza grande y agradable.

Su amplia terraza le permite tener unas ocho mesas, la pena es que no se pueda disfrutar en invierno, porque te congelas del frío.
El local es verde y negro en su exterior, con cristaleras; las mesas de dentro de madera oscura combinan muy bien con los caminos de mesa y las servilletas verdes.
Los precios de los aperitivos se encuentran entre los 6−20e y las ensaladas entre 9 – 15 e; conozco estos precios porque nuestra cena se basó en esto; de todas formas, existe un menú diario y menús para compartir desde dos a ocho personas, por un precio de 15 e cada uno.

Vía una de esas alambicadas transmisiones de información vía boca-​oreja –el amigo de un amigo tiene un conocido…- llegué al restaurante Nágora, negocio regentado por dos hosteleros de raza de San Antonio de Requena que, desafiando la crisis, remozaron la cervecería antiguamente allí instalada para apostar por un nuevo local a medio camino entre la cafetería y el restaurante.
En Nágora se pueden tomar cervezas de calidad a precios dignos –cientos de seguidores de Levante UD lo hacen antes de cada partido de su equipo, por cierto-​, disfrutar de un aperitivo o un café con leche en su agradable terraza (orientación este, mesas y sillas de calidad, no esas de plástico de las marcas de cerveza que tanto me molestan) o, por supuesto, comer. Y comer bastante bien.
La carta es relativamente amplia. 13 aperitivos distintos, cuatro tipos de ensaladas, cerca de una decena de entrantes y carnes y entre 4 y 5 pescados a disposición del consumidor. Además, como gente que ha vivido entre decenas de hectáreas de viñas, los responsables de Nágora –tengo que averiguar el significado de este nombre– ofrecen una amplia selección de vinos, de Requena-​Utiel pero también de otras denominaciones de origen.
Con una ensalada con foie, un solomillo y una copa de vino, en la terraza de Nágora estás en la gloria.