Nosotros normalmente venimos todos los años a comprar el Roscón de Reyes. Hace un roscón francés delicioso
Samuel M.
Évaluation du lieu : 3 Valencia
Cafetería-pastelería de estilo clásico en un barrio clásico. Éxito asegurado! Un café, algo de bollería o pastelería y un ambiente agradable y relajado es lo que puedes esperar de esta cafetería. La terraza tiene mucho sol por las mañanas y en invierno es muy agradable. La bollería no es lo que más me gusta del sitio, pero la pastelería está bastante bien. Los pasteles suelen tener mucho sabor y ser poco dulces, lo cual se agradece. Especiamente los de frutas ácidas están exquisitos(limón, naranja, etc.) El servicio suele ser atento, un poco lento quizá y desde luego un pelín caro.
María Q.
Évaluation du lieu : 4 Valencia
Toda la vida comprando pastelitos cada domingo antes de ir a casa de mi abuela(que vivía al ladito) me dan cierto bagaje en esta pastelería. En mi familia, como entre los amigos de María José G, siempre ha sido«la francesa» y sólo me enteré que se llamaba Notre Dame cuando aprendí a leer. Sus croissants siempre han estado en nuestras meriendas, así como los suizos y pequeños «panquemaos»(hechos con la misma masa pero en redondito, y muy típicos en Valencia). Como mi madre es «doña panquemaos»(un día se le ocurrió pedirlo en Madrid y le sacaron un pan«quemao», jajaja), y ahora me pilla cerquita a veces le compro un par y aunque los pagas bien pagados valen la pena. La única pega del lugar son sus precios, pagas los pasteles a peso y a precio de oro con esmeraldas y rubíes, sin embargo como no lo haces tampoco todos los días te lo permites como un capricho, que siempre merecemos todos de vez en cuando. Entre mis favoritos están: el pastelito de limón(con su toque ácido), el de tres chocolates, el de café, los típicos cucuruchos de nata o chocolate(en mi caso si es de choco, mejor), los eclaires de chocolate o caramelo y las tartaletas de fresas. Son todos de vicio, ahhh y se me olvidaba: no os perdáis las palmeras, son de masa fina y crujiente. Uppss ni las tejas con almendra, ay ni los bombones… Bueno, que hay que ir a «la francesa» y darse un homenaje, vaya.
Clara R.
Évaluation du lieu : 4 Valencia
Fui una vez a esta pastelería/cafetería después de acudir a un bautizo en la iglesia que hay justo enfrente. Mis tíos pidieron cafés y bollería para todos, y nos pusimos las botas a base bien. La bollería está riquísima, sobre todo los cruasanes que para mí son la perdición. Se nota a la legua que son caseros y ya les vale por lo que cuesta. Tienen unas mesitas dentro y también fuera. Dentro se está muy bien porque al ser toda la pastelería acristalada desde el techo hasta el suelo entra muchísima luz. La chica que nos atendió era muy maja, y teniendo en cuenta que éramos unos 40 tiene bastante mérito. Me queda pendiente ir un día a desayunar tranquilamente o comprar alguna de las golosidades que tienen en la vitrina(tienen unas cosas similares a los macarons que tienen una pinta estupenda…).
María José G.
Évaluation du lieu : 5 Madrid
Más conocida entre los amigos como la pastelería francesa, esta pastelería es alucinante. Yo la conocí hace muchos años por sus famosos croissants con mantequilla. Bajar un sábado a desayunar allí o ir a comprar media docena y subirlos a casa para desayunar es una gozada. ¡Te pones gocha! Tienen también una pastelería delicatessen muy bonita, que digo yo, que estará muy rica. Es cafetería y también tienen terraza fuera. Un sitio muy luminoso que resalta mucho la repostería que ofrecen. Los precios son también delicatessen.
Veronica M.
Évaluation du lieu : 5 Valencia
Bienvenidos al paraíso del goloso! si, si… como lees! Descubrí este sitio gracias a un amigo que es muy asiduo a la pastelería. Se trata de un sitio con encanto pues el mostrador con todos sus productos atrapa a cualquiera. Los pasteles, bombones, bollería, etc. Están hechos de forma artesanal, con cariño, devoción y dedicación. Y todo esto se nota al llevarte a la boca una de sus delicatesen(es especial, los bombones de praliné… un placer casi pecaminoso). También podemos disfrutar de desayunos y almuerzos. Como con todo, muchas veces la calidad hay que pagarla y en Notre Dame sucede esto. Os aseguro que es una inversión al hedonismo de uno mismo al que hay que sucumbir.