Oltra

Recuerdo cuando era muy pequeña que fantaseando le decía mi madre: «cuando yo me caze mi cazita tendrá doz pizoz. Al entrar, a la derecha tendrá la cocina y la zalita y a la izquierda un zalón muuuu grande. En el pizo de arriba eztarán loz cuartos de baño, laz habitaciones de miz doz hijos y otra para que jueguen y también la mía que tendrá un tocador rozita para pintarme».
Cuando somos jóvenes todos soñamos cómo será nuestro futuro y luego de mayores luchamos para que esos deseos se hagan realidad. A unos les cuesta más y a otros menos. Pero, en la medida de lo posible se consigue.
En este comentario cuento dos historias. Una buena y otra mala.
La buena es que mi madre, después de mucho tiempo luchando para reformarse la casa, pudo conseguirlo.
La mala es que el resultado no fue bueno del todo.
Depositó su confianza en esta empresa. Pero, ellos digamos que dejaron las cosas a medio hacer. Al poco tiempo de terminar, las puertas se fueron poniendo feas, sucias… Nos dimos cuenta de que en la cocina hay juntillas sin terminar por lo que se puede meter cualquier bicho, los armarios no tienen la capacidad que les corresponde. Entre armario y pared hay huecos inútiles. Y un sinfín de detalles más que hacen que mi madre se desespere cada día que se levanta y ve que su sueño se cumplió pero no cómo debería.
Así que esperemos que todos podamos realizar nuestros deseos al 100% y que esa niña que lleva mi nombre se mire al espejo de su tocador rosa algún día y pueda decir: lo he conseguido.