Taverno Rock Bar

Un viernes, acabas de trabajar (si es que tienes la suerte de tener curro) pero no te apetece ir a casa. Algún colega, rock and roll, jarras de cerveza o kalimotxo, terracita o futbolín. Así se empieza el fin de semana. Con un ambiente de lo más «infernal». Pecados baratos y buen servicio en el «averno». Así que si quieres pasar un buen rato en los infiernos con buena música y algo fresquito que te haga olvidar el hastío semanal, el Taverno es tu sitio.

No es que me guste mucho el rollazo rock que se traen en este bar, pero coincide que cada cierto tiempo mis amigos se empeñan en ir a este sitio porque principalmente la cerveza y las copas están baratas y hay buen ambientillo.
Si tienes suerte la verdad es que se está bastante a gusto, en alguna mesita claro está, porque la barra se pone imposible, además tengo la sensación de que siempre que voy están las mismas personas en el mismo lugar, se nota que es un bar de clientes fijos.
Uno de los detalles que más me llama la atención (voy a pasar de comentar la decoración, que no quiero reescribir la Biblia) es que tienen una diana justo al lado del futbolín y cuando hay gente jugando a ambas cosas, lo que ocurre con bastante frecuencia, siempre me pregunto cómo se aclaran, porque más de una vez se colará un dardo en el futbolín.
Tanto el chico como la chica que están detrás de la barra son personas majísimas, y no suelen dar abasto con tanta cerveza que se consume por minuto.
Aconsejo pasarse una tarde, porque la terraza es una de las mejores de la zona y las tapillas no tienen mala pinta.

Pese a que por las tardes el ambiente es tranquilo y relajado, por las noches el Taverno se transforma para reflejar lo que su fachada y decoración denotan…¡¡ el infierno !! La música a tope y la cerveza chorreando por las paredes.
Estuve no hace mucho con una amigo del barrio y me llevó allí. No soy mucho de pubs de rock y mi vestimenta tampoco es que sea muy acorde a su estilo, pero no desentone para nada.
En este local no ocurre como en otros, que si no vas con el estilo que marca la gente del pub te miran mal. Había, incluso, cuatro «Girls of Colón» con sus taconazos y estaban como en casa.
En seguida me percaté que es un local de colegueo, de gente que suele pasar más tiempo ahí que en su casa. No estuvimos mucho rato porque la música realmente estaba muy alta y no es la que más me guste.
Quizás me vendría mejor ir por las tardes, ya que además de pintas baratas te ponen alguna que otra tapita.

Descubrí este pub anoche, haciendo mi personal ruta garitera por el Cedro. Está en una de esas esquinas prácticamente al lado de la Plaza que tienen la ventaja de contar con una acera anchísima donde la terracita es una maravilla; de hecho, es uno de sus puntos fuertes ya que el local no es especialmente grande, sin embargo, no tiene servicio de camarero ni dentro ni fuera y estoy convencida de que lo hacen para que sí o sí tengas que entrar a contemplar las paredes.
La verdad es que, por el rollo que lleva, entre el nombre y la amplia decoración luciferiana, lo último que me esperaba es que se tiraran todo el rato poniendo Manu Chao. Pero bueno, a mí me gusta mucho igualmente, y al otro grupo que allí estaba parecía no importarle nada más allá de su torneo a muerte de futbolín, ya podrían haber pinchado de repente Bulería.
Como buen rock bar, en el Taverno corren los ríos de cerveza. Puedes elegir entre tres tamaños de vaso, el más grande de pinta, y sus respectivos precios 1 — 1’50 — 2. Por la tarde, ponen tapa con la caña. Muy bueno y muy barato. La verdad, eché de menos una de esas jarras de un litro, pero eso se arregló pidiendo dos de medio.