Tito

Hace unos años buscando una bocatería por el centro de Valencia y alrededores que fuese buena y se contuviese con los precios, porque ya se sabe cómo están en según que zonas, di con Tito y desde entonces suele estar entre mis candidatas a la hora de ir a comer, cenar o incluso de tapas.
Y es que todos los bocadillos que hacen en este lugar están no ricos, riquísimos. En su carta encontramos básicamente los que tienen que estar y es difícil no hallar alguno que no cumpla con tus gustos. Hay que mencionar que son generosos, bastante grandecitos.
Con las tapas más de lo mismo, las clásicas, todas las que he podido probar ricas y mención especial a las bravas, que aunque yo recuerde no pican apenas, sí están fritas como mandan los mejores cánones.
Yo siempre que voy peco pidiendo demasiado, porque con dos tapas que pidas para compartir entre dos más el bocadillo a veces no puedes terminar, y más de una vez he pedido llevarme lo que no he podido comer y no te ponen ninguna pega.
La atención en mis visitas ha solido ser correcta.
El sitio no es muy grande, por lo que con la buena fama que tiene se llena enseguida y coger sitio en fin de semana es complicado, pero tienen otro local con el mismo nombre en una calle cercana que prácticamente es igual.
Un punto negativo es que, por lo menos las veces que yo he ido, nunca he podido pagar con tarjeta.

Llevo varios años acudiendo mínimo una vez al mes a tapear a Tito con un grupo de amigos.
El local es estéticamente agradable y acogedor tanto si vas solo, en pareja o con un grupo numeroso (hemos hecho cenas de 12 comensales).
La carta de tapas sin ser excesivamente larga está bien surtida y de las muchas que he probado ninguna esta nada mala. Las bravas, las cuales para mi son un indicador con el que clasificar los locales en los que como, son sencillas pero recomendables solo patatas bien hechas, pimentón y «alioli», no llevan ningún tipo de salsa picante. Otra tapa que siempre cae es una de puntilla, muy bien rebozada y frita que con un simple chorro de limón entra de miedo.
Con respecto al servicio siempre me he sentido a gusto, y mira que mi pandilla somos escandalosos, y los camareros siempre han estado simpáticos y cordiales.
Tito no es de lo más barato que conozco pero para zona que está, Juan Llorens, y para la calidad es un local bastante recomendable, y la prueba es que es ya un hábito acudir allí.

Esta cafetería supone el sitio de mi almuerzo casi diario por la proximidad a mi trabajo. La verdad es que siempre voy con la incógnita de saber qué pasará ese día. A veces, el local está lleno a reventar, por lo que toca acercarse al otro Tito, el de al lado, por si hubiera suerte y encontrara sitio. Otras veces está medio lleno, por lo que puedes sentarte tranquilamente. En invierno el problema se acentúa, ya que el local es pequeño.
Soy de las que suele almorzar solo café y, a excepción de alguna tostada con aceite, no he probado nada más. He visto las tostadas con tomate que se piden mis compañeros y, siempre ponen mucho tomate natural, por lo que si me gustara el tomate, seguro me las pediría. Los bocatas que he visto no tienen mala pinta y siempre ponen para acompañar un plato con aceitunas o cacaos. Los precios asequibles.
Respecto del café por desgracia, no es de los mejores que he probado y, siempre lo tengo que pedir corto para que tenga un poco de fuerza e intensidad. Afortunadamente, tampoco es de los peores.
El trato de las empleadas es correcto, aunque alguna sonrisa de vez en cuando no estaría mal, sobre todo a los que somos asiduos.
Y por último no puedo dejar de comentar que el cuarto de baño siempre lo he encontrado limpio y con buen olor a ambientador.